Muchos impuestos y burocracia: emprender en Alemania requiere paciencia, pero ofrece recompensas

María Miguel viajó a Berlín para perfeccionar su alemán. Lo que no esperaba era quedarse. Ni enamorarse. Ni emprender. Pero a los 26 años, con un trabajo que no la motivaba y una ciudad llena de oportunidades, decidió cambiar el rumbo.

Éste fue el inicio de Cultour-Incoming, una agencia de viajes «de autor», que hoy atiende a turistas hispanohablantes de todo el mundo y da trabajo a más de 20 personas en Alemania.

María Miguel emprendió en Alemania para poder desarrollar su vocación

Estudió Filología Germánica en Barcelona y, como parte del plan para dominar el idioma, se fue de Erasmus a Alemania. “Desde los 16 años ya tenía el gusanillo de viajar. Me fui sola a Irlanda y volví encantada. Mi familia me dijo: tú vas a volar”, rememoró.

Después del Erasmus y de otras becas, se instaló en Berlín, se enamoró y echó raíces trabajando por cuenta ajena. Su idea de emprender surgió cuando un antiguo compañero le comentó que el mercado turístico hispanohablante en la ciudad estaba completamente desatendido.

Corría el año 2008, María se sentía estancada profesionalmente, más cerca de tareas administrativas que de su vocación. “Trabajaba más de secretaria que de lo mío. Estaba aburrida, los proyectos no avanzaban y pensé que si con 26 años tengo que estar tan aburrida, mejor me lanzo”, confesó. La oportunidad estaba ahí, y decidió aprovecharla.

Con la ayuda de su prima, que tenía una agencia de publicidad, creó una web rudimentaria y unos folletos que repartieron en el aeropuerto. “El primer día tuvimos 60 personas en un tour. Se nos fue de las manos. Era evidente que la oportunidad de negocio era real”, reflexionó.

Su empresa pasó de hacer visitas guiadas a organizar tours premium

La evolución fue rápida, pero no improvisada. María fue observando la competencia, estudiando el mercado y profesionalizando su servicio. “Siempre he seguido fiel a mi estilo, sin obsesionarme con la competencia. Me gusta ver lo que hacen, pero sigo mi camino”, afirmó.

Y destacó una estrategia que no suele enseñarse en los libros de negocios: “Tienes que ir a eventos de networking, tomarte cervezas con tu equipo y con otros profesionales” ya que es en esos momentos cuando “la gente se relaja, te cuenta cosas y yo me entero de todo”.

Hoy, en Cultour-Incoming trabajan unas 22 personas: siete en la oficina (ventas, marketing, operaciones) y un equipo de guías externos. Además de tours por Berlín, la empresa organiza itinerarios a medida por toda Alemania para turistas individuales, grupos corporativos y clientes de alto poder adquisitivo, especialmente de México y Brasil.

“Hemos pasado de hacer visitas guiadas básicas a organizar experiencias de lujo. Pero mantenemos los tours porque son como nuestra escuela de guías”, resumió.

La pandemia casi arruinó su negoció pero le enseñó a elegir mejor a sus socios

Tras años de crecimiento, recordó la Covid-19 como algo “horrible” que paralizó por completo la actividad de su empresa ya que “en 2019 todo estaba en su sitio, estábamos creciendo, con personal fijo, proyectos pero de repente: cero ingresos”.

Las ayudas llegaron tarde y fueron escasas. “Nos dieron 5.000 euros. Con eso pagaba dos facturas. Tuvimos que reestructurar todo”. Pero lo que más la marcó fue la forma en que respondieron los distintos clientes. “Las agencias pequeñas, con las que llevábamos años trabajando, fueron comprensivas. Nos dejaban crédito, entendían la situación. En cambio, los grandes turoperadores fueron fríos, exigentes, sin margen para el diálogo. Les faltó emocionalidad, raciocinio y tacto”.

Esa experiencia la llevó a tomar una decisión: dejar de trabajar con ellos. “Hoy hemos dejado de colaborar con esos grandes operadores. Aprendimos a filtrar mejor, a seleccionar con quién trabajar. Si en una crisis no hay confianza ni flexibilidad, no merece la pena continuar”.

Durante ese parón, María lanzó un podcast para mantener viva la marca. También diversificó. Aunque el turismo español aún no se ha recuperado del todo y recapituló que todavía faltan 10 millones de aterrizajes anuales respecto a antes de la pandemia.

Pero su empresa hoy es más sólida tras no ingresar nada y pagar algunas facturas hasta dos años más tarde resistieron y puso en el foco en que “todo es un proceso de aprendizaje”.

Ser autónoma en Alemania: trámites, errores y mucha burocracia

María sigue siendo autónoma, aunque ha cambiado varias veces la forma jurídica de su empresa. “Empezamos con un formato, lo fuimos adaptando. Aquí también hay asesoramiento contradictorio, procesos lentos y errores. Nada funciona a la primera”, aseguró.

La burocracia alemana no le resultó más amable que la española y reflexionó que la huella de la Alemania del Este todavía se nota en Berlín a diferencia de otras regiones más dinámicas.

Todo lo haces tres veces. La primera respuesta es no, la segunda ‘no sé nada’ y la tercera quizá funcione. Son duros, pero si les explicas tu historia, te ayudan”. Incluso hablando perfectamente alemán, reconoció que sigue necesitando el apoyo de un asesor. “Aunque me lo expliquen en castellano o catalán, hay cosas de fiscalidad que me suenan a chino. Me equivoco muchas veces, pero voy aprendiendo”.

En cuanto a la presión fiscal, consideró que es alta ya que el coste por empleado le supone un 40% del suelo que le paga. Aun así, también percibe que recibe servicios a cambio de los impuestos que paga ya que sus hijos “están escolarizados gratuitamente, cantan en la ópera, y eso está incluido. No todo funciona a la perfección, pero hay retorno”.

Además, puso en valor la lección que le ofrecieron sus padres al enseñarle que “si pagas impuestos, es porque el dinero entra”. Una verdad que no evitó que considera que “el IVA duele, sobre todo en las pequeñas empresas. Solemos olvidarnos de que hay que pagarlo, y cuando llega el momento, se sufre”.

María no idealiza ni Alemania ni España. “Echo de menos el pragmatismo español, el sol, el mar, la montaña porque aquí se ahogan con un vaso de agua. Pero Berlín tiene una tolerancia que adoro. Es una ciudad punky, sucia, individualista, pero libre”.

Después de 20 años, empieza a mirar hacia el futuro con otras prioridades y no piensa retirarse en Berlín y compartió que se ve “jubilada al lado del mar, cerca de Barcelona. El invierno aquí es muy invierno, hay mucha oscuridad. Echo de menos a mis amigos, a mi familia. Me he vuelto muy romántica”.

El secreto para emprender con éxito, según esta emprendedora

A pesar de las dificultades, María no cambiaría el camino que eligió como autónoma. Cree que España y Alemania, como cualquier otro país, tienen cosas que aprender uno del otro. “La vida del emprendedor no es fácil, ni aquí ni en España, pero si mantienes la ilusión del principio… entonces puedes seguir”.

Insistió en que el impulso inicial es lo que marca la diferencia. “Lo que falta muchas veces no es talento, sino confianza. Necesitas recursos, sí, pero también referentes y modelos que te inspiren. Y ganas de tirar adelante cuando todo se tuerce”.

Para ella, emprender ha sido un acto de adaptación constante, de observar, escuchar, equivocarse y seguir. “La inocencia del principio te salva. Lo demás, se aprende”, concluyó.

Miquel Rosselló