Ayudas que llegan tarde, sobrecarga burocrática… tres jóvenes del campo explican su complicado futuro

No existe un programa único del Ministerio de Agricultura que garantice la continuidad de los autónomos del campo español, sino un mosaico de medidas que, en conjunto, tratan de favorecer el relevo generacional. Desde las ayudas a la primera instalación de jóvenes agricultores o ganaderos hasta la digitalización o las líneas de crédito avaladas, todas las iniciativas apuntan al mismo objetivo: asegurar que nuevas generaciones tomen el testigo en el sector agroganadero.

Sin embargo, las organizaciones profesionales coinciden en que el camino sigue siendo lento, burocrático y, sobre todo, desigual para quienes parten de cero. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación insiste en que el relevo generacional es una prioridad dentro del Plan Estratégico de la PAC 2023-2027.

A través de programas como Cultiva, la línea ICO-MAPA-SAECA o las ayudas directas para jóvenes agricultores, se busca facilitar el acceso a la tierra, la financiación y la formación. Pero ni la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), ni la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), ni la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) consideran que las medidas actuales basten para frenar la despoblación rural, ni garantizar la viabilidad de las pequeñas explotaciones.

Las ayudas al relevo generacional en el campo llegan, pero lo hacen tarde

El problema no es la falta de voluntad política, sino la dispersión de las políticas y la distancia entre los anuncios y la realidad del terreno. Al decir de las fuentes consultadas por este diario, las ayudas existen, pero llegan tarde o no alcanzan a quienes más las necesitan. Las tres principales organizaciones agrarias españolas coinciden en que el relevo generacional será imposible mientras no se reduzca la burocracia y se asegure la rentabilidad mínima de las explotaciones.

Eva Marín, presidenta de Asaja Joven, valoró positivamente para AyE que el relevo generacional esté en la agenda pública, pero advierte que las ayudas a la primera instalación no es que sean insuficientes, sino que llegan tarde. En su experiencia, un joven que no proviene de familia agraria “lo tiene prácticamente imposible si tiene que esperar meses para recibirlas”. A esa demora se suma la dificultad para acceder a la tierra, un recurso cada vez más escaso y caro.

“Necesitamos más hectáreas o más cabezas para ser rentables, pero si no heredas o puedes arrendar en tu entorno, es casi inviable empezar desde cero”, resumió Marín. Explica que, en comunidades como Castilla-La Mancha, la fiscalidad y los costes de sucesión también frenan el relevo. Muchos mayores no se jubilan porque no alcanzan una pensión suficiente y siguen explotando sus fincas, lo que retrasa la entrada de nuevos profesionales.

El resultado es un círculo vicioso: menos incorporaciones, más envejecimiento y menor capacidad productiva. Las ayudas extraordinarias por crisis o sequía siempre son bienvenidas, sobre todo cuando llegan rápido, pero suelen quedarse cortas y tardan meses en cobrarse. Marín defiende que la prioridad debería ser garantizar la rentabilidad de las explotaciones y no reducir los pagos de la PAC, porque “esas ayudas no son un regalo, sino una herramienta para asegurar la seguridad alimentaria”.

La inversión que requiere la digitalización, según ella, “muchas veces nos resulta inasumible. Si tuviéramos una mayor rentabilidad, podríamos acceder a esas tecnologías sin miedo a no poder amortizarlas.”

La tierra y el agua, el muro del relevo generacional en el campo español

En UPA, Alicia Martínez Rubio, su secretaria de Relevo Geracional y Digitalizacion, coincidió en que los apoyos actuales no bastan para asegurar el futuro del campo. “Aunque el Ministerio ha reforzado las ayudas a jóvenes, siguen siendo insuficientes porque acceder a la tierra es un muro casi infranqueable para quien parte de cero”, afirmó.

En su opinión, el principal vacío es estructural: “Aparte de no existir bancos públicos de tierras que sean efectivos, tampoco existen bancos públicos de agua, que son fundamentales para obtener y asegurar la rentabilidad de las explotaciones”.

Martínez reconoció que las ayudas financieras del Estado “han sido ágiles y eficaces”, pero el presupuesto “se agota rápido” y muchos jóvenes quedan fuera. Propone aumentar el crédito disponible: “Las ayudas han sido ágiles y eficaces, pero los jóvenes que se incorporaron por primera vez se quedaron fuera de las de sequía, porque se consultó el año anterior y aún no tenían tramitada la PAC.”

Y mantener las líneas directas sin carga burocrática, al tiempo que se revisan los criterios de la PAC para incluir expresamente al colectivo joven y a las mujeres. UPA reclama también que los jubilados que cedan sus explotaciones reciban incentivos económicos que faciliten el relevo.

“La propuesta prioritaria es clara: incentivar económicamente la jubilación dirigida hacia jóvenes y mujeres que se incorporen, para que el relevo sea real y sostenido en el tiempo”, concluyó Martínez. La organización cree que sin medidas de transición ordenada entre generaciones el campo español seguirá perdiendo activos y superficie productiva. La continuidad pasa, según ella, por “una previsión clara de la viabilidad económica de las explotaciones y préstamos puente hasta que las ayudas lleguen”.

Sin ‘alfombra roja’ no habrá futuro

Luis Pérez-Portilla, secretario general de la Unión de Ganaderos y Agricultores Montañeses (UGAM-COAG), es tajante al respecto: “Las medidas actuales no garantizan el relevo generacional. Si queremos futuro para el campo, hay que desplegar una alfombra roja para quienes deciden apostar por él.” Denuncia que las ayudas “se diluyen entre trámites y avales bancarios” y que las tablas de referencia para la incorporación “llevan más de una década sin actualizarse”, lo que las hace irreales frente al coste actual de maquinaria, ganado o tierras.

UGAM-COAG reclama financiación ágil y adaptada a las necesidades de cada territorio, sin que los jóvenes tengan que esperar convocatorias o plazos interminables. Pérez-Portilla advierte que “cada retraso supone una oportunidad perdida y, en muchos casos, el abandono de un proyecto por falta de recursos”. Para él, ningún joven debería quedarse fuera del sector por falta de crédito o por el laberinto administrativo que acompaña a cada ayuda.

La digitalización, que el Ministerio considera estratégica, tampoco llega de forma equitativa. “La digitalización no puede convertirse en un factor de exclusión. Ninguna explotación debería quedarse atrás por falta de recursos o por estar en un valle o zona de montaña”, señaló. En regiones como Cantabria, muchas explotaciones familiares no pueden asumir la inversión inicial para incorporar tecnología básica, como sistemas de seguimiento del ganado o sensores en pastos.

Para los tres expertos, la modernización no puede ser un privilegio

Pérez-Portilla subrayó que “la innovación debe ser una oportunidad para todos, no un privilegio para unos pocos”. A su juicio, las políticas actuales deben adaptarse a la realidad de las explotaciones familiares y de montaña, que aportan valor ambiental y social además de económico. Considera que los programas europeos deberían reservar fondos específicos para estas zonas, donde la despoblación agrava la falta de relevo generacional

E dirigente de UGAM-COAG amplió el foco y apuntó a factores globales que, en su opinión, amenazan la supervivencia del modelo agrario tradicional. “Hay que frenar la entrada de fondos de inversión en el sector agrario. La alimentación no puede estar en manos especulativas, sino de familias ganaderas comprometidas con el territorio.” También defiende revisar los tratados de libre comercio para evitar la competencia desleal de productos importados sin las mismas exigencias sanitarias y medioambientales.

Para las tres organizaciones, la burocracia sigue siendo un obstáculo estructural. Eva Marín lo resume con una queja compartida por todo el sector: “Nos dedicamos más tiempo a la parte de papeles que a lo que realmente importa, que es producir”. Esa sobrecarga administrativa se repite en los tres testimonios y aparece como el gran enemigo del relevo generacional. Reducirla sería, coinciden, el primer paso para que el campo vuelva a ser una opción de vida para los jóvenes.

Jaime Rodríguez