La mascarilla va a ser la norma en muchas empresas y comercios en lo que queda de 2020. Y esta barrera, como también pueden ser las caretas o gafas protectoras, no deja de ser un problema para la comunicación no verbal con aquellos que vienen a nuestra empresa. Por eso es muy importante no perder la cordialidad a pesar de tener que aprender a sonreír con la mascarilla y que el cliente lo note.
Porque en muchos establecimientos esta era la norma para recibir al cliente, la bienvenida que ayudaba a ganar la confianza y empezar con buen pie una relación comercial. Ahora es mucho más difícil, pero no imposible. La comunicación va a necesitar que nuestro lenguaje corporal sea quizás más expresivo, para paliar la visualización de esa sonrisa.
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También hay que potenciar la comunicación verbal, suplir de forma muy sencilla, con palabras amables esa bienvenida que antes simplemente con un gesto afable ofrecíamos a nuestra clientela de forma elegante. Y en muchos negocios será todavía más importante para lograr que confíen en nosotros, algo más importante que nunca.
No todo el mundo tiene la habilidad necesaria para ser bueno trabajando de cara al público. En muchos casos estos profesionales con don de gentes tendrán que reinventarse, al menos en parte, para seguir ofreciendo un trato exquisito a sus clientes. En otros casos esta cuestión implica facilitar a los clientes la toma de decisiones y que se sientan a gusto, sin los agobios propios de estos días.
La seguridad y los protocolos de limpieza nos tienen que ayudar, pero también tenemos que poner de nuestra parte para que aquellos que antes agradecían ese trato personalizado, ahora se sientan acompañados, aconsejados por nosotros como expertos, pero sin estar agobiados por nuestra cercanía. No es fácil, pero aquellos que lo consigan tendrán un cliente muy fiel no solo lo que dure esta situación, sino mucho tiempo.
Es aquí donde los clientes que han trabajado bien la fidelización tienen premio. La fidelización no implica solo que los clientes vuelven, sino que en los momentos de desconfianza, acuden a los negocios y comercios en los que se sienten bien tratados. Y hoy en día eso no tiene precio.