Busca espacios y momentos para concentrarte
“Si un día me siento desmotivado o falto de energía para sumergirme en el trabajo y si la agenda me lo permite, me levanto de la mesa y busco un lugar donde pueda estar solo con mis pensamientos media hora o una hora. Con calma conecto de nuevo con mi motivación y con mi energía vital y entonces regreso enchufado al trabajo. No es bueno ir tirando y no es bueno estar bajo de energía. Lo transmites a la organización. Que sí, que un emprendedor tiene que estar conectado y al 100%, pero somos humanos y nuestra mente es muy tramposa. Es fundamental repasar nuestra motivación de vez en cuando para que nuestra energía esté alta y podamos entregarla a nuestro equipo y nuestros clientes”, recomienda Carlos Alberto Pretel, CEO del Grupo Prilux Iluminación, una empresa de soluciones de iluminación profesional, comercial y doméstica.
Trabaja desde un lugar distinto
“Ocasionalmente, trabajar desde otro lugar distinto al habitual me ayuda a lograr la máxima dedicación y energía hacía el proyecto que estoy gestionando en ese momento”, comenta el emprendedor Carles Argemí.
“Cuando necesito estar aislado, cojo el portátil y me voy a trabajar a una cafetería o un lugar público donde pueda tener Internet”, reconoce otro.
En ese mismo sentido, David Cremades nos comenta que “siempre que necesito pensar en temas más estratégicos o solucionar temas más concretos, intento aislarme en alguna sala para estar más tranquilo y sin ninguna distracción”. Vamos, que no siempre necesitas salir de tu oficina.
Prepara un guión y asigna tiempos a temas y personas en las reuniones
“Para lograr reuniones más efectivas, dedico siempre un tiempo previo exclusivo y proporcional a la importancia que le doy a la reunión. Me ayuda a visualizar los objetivos y resultados deseables en la reunión (que siempre apunto) y lo que considero más importante, la dinámica teniendo en cuenta a los protagonistas de la misma. De esta forma, cuento con una especie de guión que evita navegar sin rumbo en temas que no tocan o tiempos indefinidos y contempla una participación activa de los presentes, ayudando a que hable no sólo el más hablador si no el que interesa que de verdad aporte en las propuestas o decisiones”, apunta Borja Recolons, CEO de la tienda online de ventas flash Mequedouno .
… y, luego, a mezclarlas
“Tomo notas a todas horas, en dispositivos móviles, y los tengo llenos. Luego las voy administrando en cuentas de correo según para lo qué van destinadas y las paso a post-its de colores. Éstos, según el área de la empresa a la que se focalizan, están todos colgados en un tablero de corcho de 3×2 metros que tenemos en el estudio, y además deben de estar desordenados. De esta forma, cuando te fijas en un post-it para desarrollarlo, siempre tienes en su órbita ideas de otros temas que pueden a llegar a crear sinergias con otros que, a priori, tu mente no les había dado enlace de unión”, comenta Joaquín Juberías, cofundador de Selecta Home , una plataforma para contratar a arquitectos en concursos privados.
Crea huecos al empezar la jornada
“Cuando tu jornada suele acabar entre las 22:00 y las 24:00, la única forma que he encontrado de crear huecos es ponerlos al principio de la jornada. Me levanto todos los días alrededor de las 06:00 para hacer deporte, salir a correr o hacer un poco de yoga. Cuesta, pero es una buena forma de evitar la típica ansiedad matutina. Cuando vuelvo, aunque se suele recomendar lo contrario, dedico media hora a responder correos electrónicos pendientes e intento cerrar las tareas más rápidas, para dejar el resto del día a redactar escritos y trabajar en tareas más complejas”, cuenta Luis Gosálbez, socio director de Metricson , un despacho de abogados especializado en negocios tecnológicos.
Déjate huecos libres en tu jornada
“He convertido en un hábito poner huecos libres cuando sé que tengo una temporada muy dura de trabajo”, propone Pilar Jericó. “El hábito que he desarrollado más recientemente es el autocuidado. Trabajo con mucha intensidad. Por ese motivo, después de periodos de muchas horas, incorporo descansos de desconexión. Intento mantener un nivel de energía constante”, reconoce.
“Hay semanas duras, con un alto índice de estrés, y pocas horas de sueño, donde sientes que estas a punto de petar, en algunas ocasiones tienes que saber decir off. El tiempo te lo autorregulas tu mismo, por lo que si un día tienes que decidir plegar antes y disfrutar de tus hijos antes o de otros asuntos, puede ser una buena forma de al día siguiente estar al 200%”, coincide Jorge Mas CEO de MasGourmets
“Piensa que la productividad depende de las horas en las que estás concentrado y enfocado. Es cierto que las jornadas de 10–12 horas o más suelen ser frecuentes en la gente efectiva… siempre y cuando sean, eso, efectivas. Si no estás concentrado es mejor que tu jornada finalice”, continúa.
Contacta con los clientes por la mañana, a primera hora
“Por la mañana, como tarea principal, me planteo siempre llamar a un nuevo lead [un posible cliente] para así acabar siempre el día con la sensación de que al menos tengo un contacto nuevo que puede ser cliente. Esto me motiva bastante ya que nunca recibes un NO de primeras y siempre ayuda para los siguientes pasos”, comenta César Mariel, CEO de Iristrace .
“De igual modo, y aprovechando la frescura de ánimo que se presume todos podemos tener al principio de la jornada laboral, suelo contactar con los clientes por la mañana, a primera hora, a fin de que ellos también me anoten como asunto prioritario en sus tareas del día”, señala Miguel Ángel Ruz, CEO de Legadoo , una plataforma online de consultas legales.
Empieza el día antes que el horario estándar
“Un truco es empezar el día antes que del horario estándar. Si hay una ética laboral, en no molestar telefónicamente o personalmente antes de las 9:00 de la mañana, empieza tu jornada antes de lo habitual y ganaras tiempo sin interrupciones y con buena concentración, siempre con un buen check-list que te ayude a ganar concentración y enfoque”, sugiere Jorge Mas.
“Recientemente he probado a entrar a trabajar una o dos horas antes que el resto de los compañeros, a pesar de que soy una persona más bien nocturna que mañanera, y se consigue un altísimo grado de concentración y de eficiencia, por lo que creo que va a ser uno de mis hábitos a seguir”, coincide Luca Carlucci, cofundador de BidAway , una plataforma de subastas de habitaciones en hoteles de lujo, cruceros, entradas para eventos y paquetes vacacionales.
Desplázate en tren y metro
“A mí me funciona desplazarme en tren y metro en lugar de transporte privado, aprovechando el viaje de ida y el de vuelta para gestionar e-mails, acabar de preparar reuniones o simplemente relajándome cuándo es necesario”, explica Carles Argemí, CEO de testamenta.com , entre otras.
“Viajar en AVE a Madrid, me aporta cinco horas de productividad mayor que si lo hago en avión”, añade Jorge Mas.
Regla de los dos minutos
“Siempre tengo presente la famosa regla de los dos minutos: si me surge una tarea que sé que voy a ser capaz de resolverla en menos de dos minutos, la acometo de inmediato y no la pospongo, ya que tardo más tiempo en añadirla a la agenda, planificarla etc. que en hacerla en ese mismo momento”, señala Santiago Salas.
El padre de esta teoría es el consultor David Allen, autor de ‘Haz que funcione’ (Alienta Editorial). Matiza que siempre que no sean tareas delegables, si es así, que se ocupe otro…
Acostúmbrate a trabajar con cronogramas de tareas
“Me gusta tener cronogramas de tareas para visualizar los posibles cuellos de botella de alguna persona que puedan retrasar a otros compañeros y anticiparme. Un ejemplo sería este: si tenemos que decidir las promociones de un determinado momento y se va a llevar a la web y después a campañas publicitarias, hasta que no estén aprobadas dichas promociones, nadie puede avanzar el trabajo, por eso tengo muchos dibujos en papel y en Google Docs con las tareas y su secuencia, las que van en paralelo, las que van una detrás de otra, etc. Todo esto es para tener visibilidad y anticiparme”, reconoce Manuel Arrufat, director de marketing de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Tú decides cuándo respondes
“No responder a la inmediatez que exigen los demás, cuando el tema no es urgente. Este hábito lo adquirí tras leer el libro de Tim Ferriss ‘La semana laboral de 4 horas’ (Editorial RBA). En la cuenta de correo que tengo asociada al blog, tengo un mensaje de respuesta automática en el que aviso de que, para equilibrar mi tiempo responderé en cuanto pueda y que si es realmente urgente, pueden llamar a mi oficina. La realidad es que recibo poquísimas llamadas en este sentido, así que la gente es bastante respetuosa cuando les pones un límite”, comenta Marta Romo, socia directora de la consultora Be-Up.
Lee los e-mails por la mañana, a primera hora, y por la noche
“Hemos aprendido a leer los correos electrónicos sólo dos veces al día para que no te estén interrumpiendo constantemente. Los leemos por la mañana a primera hora y por la noche”, coinciden Borja Martínez, Carmen Aguilar, Carlos Antonio Fernandez y Teresa Tolsada, socios de la tienda online de productos para mascotas Animal Clan.
“Uno de los hábitos que primero adquirí fue leer únicamente el correo al principio y al final de la mañana. Leer otros nuevos suele introducir tareas a resolver evitando así que te centres en aquellas en las que estás trabajando”, señala también David Cremades.
Evita que te pongan en copia
“Es importante reducir el tiempo que se dedica a leer correos y el número de los e-mails. No me gusta que me pongan en copia. Prefiero que se resuma en el cuerpo del asunto lo más importante. Esto me ha supuesto tener que explicarlo al equipo, pero funciona”, apunta Pilar Jericó, socia de Be-Up.
Habitúate a escribir tus ideas primero a mano…
“Cada vez estoy más convencido de que escribir y/o pensar delante del ordenador está sobrevalorado. Siempre que tengo una idea, empiezo a escribirla a mano. Esto me ayuda a asentar las ideas, a pensar en voz alta pero plasmándolo, de forma que cuando acabo de escribir vuelvo a releer lo escrito. No te puedes hacer una idea lo que puede evolucionar un pensamiento cuando lo escribes a mano. Ausentarte en la escritura, tener que escribirlo, te hace que estés pensando continuamente en ese algo. A la vez que escribes estás pensando que es lo próximo que vas a escribir”, dice Joaquín Juberías.
Distingue grados de urgencia
“Me divido las tareas en tres: las que me van a llevar bastante tiempo, las que hace tiempo que están pendientes y las que puedo hacer para despejar la mente. Las cortas o menores de 5-10 minutos simplemente las hago y ni las apunto por que si no, tardo mas tiempo en apuntarlas en mi gestor de tareas ] que hacerlas”, propone César Mariel. Este emprendedor utiliza RedBooth , la herramienta más popular de gestión de tareas junto con Workflowy y Evernote.
“Las de bastante tiempo las hago normalmente a horas en las que sé seguro que nadie me va a molestar a las 7 de la mañana o a las 11 de la noche, cuando tengo todos los peques durmiendo y los clientes no llaman al teléfono. No se trata de trabajar mas horas, sino de que sean mas productivas las que trabajo”, desgrana.
Activa el modo ‘No Molestar’
«Para que mi móvil no me moleste, lo que hago es siempre tenerlo activado en modo ‘No Molestar’ para que ni e-mails ni llamadas me interrumpan. Prefiero devolver llamadas a coger las llamadas porque no tengo el control de esa llamada y me puede romper la tarea que estoy realizando”, apunta Mariel.
“El hábito que adquirí más recientemente, y que me costó más, fue el de parar de abrir el e-mail, móvil y Whatsapp en distintos momentos del día, para gestionar los mensajes y llamadas después. Los minutos me cunden más…”, reconoce el emprendedor Carles Argemí.
‘Afila’ tu herramienta de trabajo
“Al igual que un carpintero afila sus herramientas, en mi caso mi herramienta principal es mi portátil, por lo que nunca dejo de mejorar todo aquello que me permita ser más eficiente con él. Para ello utilizo herramientas de GTD, software, add-ons, configuraciones, atajos de teclado etc. Es increíble el número de pequeñas acciones que realizamos a diario cientos de veces con un ordenador y que podríamos hacer tres o cuatro veces más rápido de otro modo”, plantea Santiago Salas, en un guiño al libro ‘Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva’ (Paidós), de Stephen Covey. El autor hablaba también de “afilar”, pero se refería a un equilibrio emocional y social.
Deja reposar una decisión importante durante 24 horas
“Un buen hábito, que me funciona, es dejar reposar una decisión importante durante 24 horas o incluso un fin de semana. Si el lunes sigo pensando lo mismo, no hay tiempo que perder para poner en marcha la decisión. De esta forma evitamos cometer errores de bulto y tomar decisiones en caliente”, sugiere el emprendedor Carlos Alberto Pretel.
“Una cosa que me ha enseñado mi profesión [este emprendedor es arquitecto] y que, como es lógico, aplicamos en nuestra empresa, es el hecho de dejar reposar las ideas. A veces cuando estás desarrollando algo y te encuentras tan metido no eres capaz de ver su deficiencias porque las quieres defender a capa y espada, pero el tiempo te permite esto mismo, coger distancia y poder volver a moldear esa idea. El tiempo me permite coger distancia de la idea y verla con un sentido mucho más crítico”, coincide Joaquín Juberías.
Planifica las tareas más repetitivas para atajarlas
“Dedicarle demasiado tiempo a las tareas más repetitivas es un error que veo que cometen casi todos los profesionales a excepción de los informáticos. Deberíamos aprender más de ellos porque son mucho más eficientes con un ordenador que el resto de nosotros en tareas rutinarias. Imaginemos que tenemos que hacer una tarea tan común como puede ser coger datos de Internet y llevarlos a una hoja de cálculo o a un documento. Son tareas que la gran mayoría se arranca enseguida a realizar sin pensar antes en cómo hacerlo de la forma más eficiente. Desde usar atajos de teclado o pensar en cómo situar las distintas ventanas de la pantalla, hasta detalles tan aparentemente insignificantes como pensar en qué casos, para buscar en Google, debes utilizar el ratón o en cuáles la tecla de intro… todo esto te ayuda a ahorrar tiempo. Parece una estupidez de apenas segundos de diferencia, pero en tareas que implica hacer esto mismo cientos de veces al día es mucho tiempo”, plantea Santiago Salas, CEO de bizneo.com un buscador de empleo especializado en pymes y startups
Busca un Sr. Lobo para gestiones sencillas
“Una persona de confianza de mi equipo tiene las claves de todos mis correos y redes, así que si hay algo urgente en cualquier momento, puede entrar y solucionarlo. Es mi señor Lobo”, explica Mariel.
“He aprendido a decir NO cuando sé de antemano que algo no me va a encajar en la agenda o será un esfuerzo importante que no me compensa. Desgraciadamente, no puedes contentar a todos y eso es algo que he tenido que aprender”, insiste Jericó.
Jim Collins, autor de ‘Empresas que caen y otras que sobreviven’ (Deusto Editorial), va un paso más allá que Pilar Jericó y ha llegado a acuñar el término de stop-doing lists, formalizar por escrito a qué cosas estas dispuesto a renunciar antes de que te las planteen, para que cuando te las planteen no tengas que pensar si aceptas o no: ya sabes que no lo vas a hacer.
Trabaja en días festivos
“Trabajar en festivos cuando lo necesito para una mejor conciliación de vida laboral y familiar. Aunque pueda parecer contradictorio, a veces dedico tres o cuatro horas de trabajo en días festivos. Es un tiempo bien aprovechado, que me permite avanzar trabajo y rentabilizar la dedicación. A lo largo de una semana, entre llamadas, emails y reuniones varias, resulta muy complicado poder dedicarse en profundidad a abordar determinados temas. Este avance en el trabajo de fondo me permite, en muchas ocasiones, ganar tiempo para poder invertirlo en la vida familiar/social durante la semana (escaparme algún día a buscar a mis hijos al colegio p.e.). Sin avanzar determinado trabajo, estas horas libres me resultarían imposibles”, propone Xavier Casado, director de la agencia de comunicación Q&A Imagen .
Responde como se merece
“El correo electrónico se ha convertido en la puerta de entrada para distintos tipos de comunicación dentro de la empresa: preguntas rápidas entre compañeros de trabajo, invitaciones, mensajes de nuestra familia y amigos, información, y una larga lista de cosas en las que, sencillamente, no estamos interesados. Nos hemos acostumbrado a responder rápido y a veces se pierden las formas. Para evitarlo, he desarrollado el hábito de marcar los correos que necesitan una respuesta formal, seria, y no los respondo hasta la última hora del día (la que sea) y sólo respondo rápido a los correos urgentes internos del equipo”, indica Jorge Mas.
“Me fijo en la agenda salir a realizar entregas de compras a clientes [este emprendedor dirige un supermercado online] cada seis meses y así estar cerca de los repartidores”, explica Jaume Gomá, cofundador y CEO del supermercado online Ulabox . “También he convertido en hábito realizar atención al cliente tanto por teléfono como por mail o redes sociales una vez por semana”, añade.
La regla de las 24 horas del buen comercial
Antes de finalizar la primera reunión, tienes que fijar un segundo paso para no perder el contacto. Si tu producto o servicio ha gustado, te pedirán una propuesta económica. No debes tardar más de 24 horas después de la reunión comercial para agradecer por e-mail la reunión, enviar la propuesta económica, si te la han solicitado, y añadirle en Linkedin como nuevo contacto.
Intercambia tareas entre distintos perfiles
“Es también importante convertir la multidisciplinariedad en hábito. En mi empresa, aunque cada uno de los socios sea el responsable de un área de determinado de la compañía, nos vamos intercambiando tareas que deberían de hacer otros compañeros. Este modo nos permite aportar ideas nuevas a diferentes temas y poner en crisis el trabajo de otros. Aunque cada uno es el responsable de algo, siempre es importante perder esta responsabilidad y tener un sentido crítico que ayude a la mejora de la idea de negocio”, recomienda Joaquín Juberías.
“Un perfil muy creativo (un financiero, un comercial o un profesor) tiene formas distintas de ver la vida y afrontar los problemas. Hay que aprovecharlo”, coincide Arrufat.
La reunión de los tres minutos
“Para la organización del equipo hacemos lo que llamamos la reunión de los tres minutos semanales. Cada uno de los miembros del equipo tiene que llevar una gestión de las tareas y tracking de horas en redbooth, pero para que todo el mundo se entere de qué ha hecho cada uno procuramos tener una reunión semanal (esté yo o no). Es una manera de que todos los miembros del equipo sepan que están haciendo cada uno. Consiste en que tenemos un sistema de organización Kanban montado en nuestras paredes de pizarra y todos tienen que tener preparado post-it con las tareas que han hecho durante la semana vigente y que han planificado hacer para la próxima. Tienen tres minutos para contarlo todo y si alguien quiere mas información, lo que tiene que hacer es reunirse con esa persona cuando haya pasado la reunión, pero con un máximo de 10 minutos. Les sirve para ver si ellos están cumpliendo los objetivos que se plantean ellos mismos y para pedir ayuda en caso de que haya una tarea que se esté encallando”, desgrana César Mariel.
Después de una reunión estresante, tareas secundarias
“Las tareas secundarias las acometo en huecos libres o cuando necesito desestresarme, como después de una reunión importante”, reconoce Carlos Alberto Pretel.
Acostumbra a levantar acta de las reuniones
“Creo que es importante no acabar nunca una reunión sin conclusiones y sin haber repartido tareas. Una reunión de hablar por hablar no es una reunión”, resume Alfons Nonell, cofundador de Mind the Byte , una startup especializada cloud computing para acelerar el I+D+i de los laboratorios científicos.
“Cuando estamos repasando en equipo un cambio de proceso complicado o cerrando una negociación difícil, tengo la costumbre de volver a repetir lo que he entendido sobre la petición de la otra parte. Incluso si es posible se deja por escrito. De esta forma se evitan muchos malos entendidos que suelen ser muy perniciosos para todo el mundo. Levantar acta por escrito de las decisiones tomadas durante una reunión importante y hacerla llegar rápidamente a todos los participantes. Evitamos olvidos, se fijan las fechas y los responsables y todo queda muy claro”, coincide Pretel.
Da prioridad a los efectos a medio y largo plazo cuando te organices
“Resulta básico concentrarse en las tareas que van a tener un impacto mucho más directo e importante en la empresa y en el medio y largo plazo. Creo listas diarias en una agenda de ‘asuntos para hacer’ que voy marcando según los voy realizando. Aparte de ayudarme a no dejarme nada olvidado, ayuda al sentimiento de consecución y de ir avanzando. Cuando estoy fuera de la oficina o no tengo mi agenda a mano, me lo apunto en el móvil para poder añadirlas más tarde”, recomienda Luca Carlucci.
El problema de base de los emprendedores a la hora de adoptar este hábito, según explica el prestigioso psicólogo Dan Ariely, asesor técnico y cofundador de la aplicación de productividad Timeful (adquirida por Google en 2015), “está en que lo que necesitamos ahora, por lo general, está claro, pero no tanto las necesidades que tendremos después”.
Crea un listado con cosas nuevas para probar
“Lista de experimentos: tenemos un listado con todas las cosas nuevas que queremos probar, cuándo hemos empezado a ponerlas en práctica y cuándo queremos que finalice la prueba, añadiendo las notas que sean necesarias durante el experimento”, explican los cofundadores de Animal Clan. Eso, sí, cuando apruebes un experimento que podría generar conocimiento nuevo, dale tiempo y recursos, eliminando algún punto de lista de tareas pendientes de las personas responsables de llevarlo a cabo.
Deja que fracasen
Cuando veas que alguien tiene dificultades con un experimento, reconoce lo difícil que es aprender del éxito y del fracaso. Durante las evaluaciones de rendimiento habituales, valora la capacidad de asumir riesgos sensatos. Que no tengan miedo a equivocarse.
Pon hora de entrada y salida a las reuniones
“A veces vale la pena juntar varias reuniones a la vez para gestionar mejor el tiempo y ser más productivo. Pon hora de entrada y salida. Dejar mucho tiempo entre las reuniones te penaliza, ya que en muchas ocasiones se alargan innecesariamente”, recomienda Jorge Mas, que aprovecha su reloj de correr triatlones para fijar alarmas que le recuerden cuando acaba la reunión.
Todo, claro, sin pillarte los dedos. “He convertido en un hábito crear huecos entre cita y cita, para no tener que ir corriendo de un sitio a otro”, reconoce Pilar Jericó.
Una agenda para cada área de negocio
«A las reuniones, ya no acudo con una única libreta donde trabajo todas las acciones que realizo, ahora tengo una por actividad, ejemplo: una para comunicación, otra para gestión del personal, otra referente a la plataforma”, reconoce Montse Piquer, fundadora de Nidmi , una plataforma digital especializada en la selección de personal doméstico y cuidadores para la familia. “Más vale lápiz pequeño que una memoria grande, siempre tomo nota”, añade.
Investiga a tus interlocutores en redes
“Me gusta buscar a mi interlocutor en Linkedin, ver su foto, analizar su perfil en base a su pasado profesional, si es ingeniero la reunión la enfocaré de una forma distinta a si es psicólogo, por ejemplo. Me fijo en si hay puntos de conexión entre los dos o contactos comunes. Si consigues ver su perfil de Facebook, obtienes una información muy valiosa sobre sus aficiones. Es una forma fantástica de poder aprovechar un momento para establecer ese punto de conexión que relaja la reunión en su inicio”, comenta Juberías.
Ayuda a negociar
“Es un hábito importante porque te ayuda a enfocar la conversación hacia temas e intereses comunes. Cuanto más conoces a la persona con la que tienes que negociar, mejor te irán las cosas”, apunta Leonard Pera, fundador de Open Ideas .
Concentra las llamadas en un único día de la semana
“Por la naturaleza de mi trabajo [responsable de marketing en un estudio de juegos deportivos para dispositivos móviles] suelo tener muchas llamadas a la semana. Con el objetivo de ser más efectivo, suelo concentrar las llamadas en un día de la semana dedicando el resto de días a tareas más productivas”, señala David Cremades, co-fundador de From The Bench .
“Está claro que este consejo no le sirve a todos los emprendedores, sobre todo si tienes que atender directamente a clientes por la naturaleza de tu negocio, pero te funciona cuando hay una división de tareas entre socios”, matiza.
Mantén tu curiosidad a raya durante las horas de trabajo
“Debido al boom que vivimos en nuestro sector [marketing móvil], existen, cada vez más, numerosos blogs y artículos en Internet que son interesantes y que me gusta leer para poder estar al día de lo que hacen otras empresas, encontrar nuevas ideas… Para no interrumpir mi trabajo, cuando encuentro algún artículo así durante mi jornada laboral, me lo envío al e-mail personal o a mi eReader y trato de leerlos por la noche tranquilamente”, señala Cremades. Este emprendedor utiliza una aplicación para luego puedo acceder a ellos desde cualquier dispositivo, móvil, tablet, o libro electrónico.
Contacta con gente con la que hace tiempo que no hablas
Este último hábito, lo reconocemos, no es de un emprendedor, pero no queríamos dejarlo en el tintero. Adam Grant, un psicólogo organizacional, y uno de los principales investigadores (desde la Universidad de Wharton) sobre productividad en el trabajo ahora mismo, tiene una alarma en su agenda electrónica para ponerse en contacto una vez al mes con alguien con quien haga tiempo que ha perdido el contacto. Recientes estudios demuestran que los viejos contactos y los viejos amigos pueden tener más valor que los contactos actuales a la hora de generar nuevas oportunidades.