Dejé mi trabajo para emprender: mi empresa vale 30 millones de dólares

Este artículo se basa en una entrevista con Borja Peñalver, director financiero y fundador de Volt Solar Energy, una startup con sede en Miami que acaba de cerrar una ronda de financiación de seis millones de dólares con el objetivo de abarcar más mercados. El texto que sigue ha sido editado por motivos de extensión y claridad. 

Lo de pasarme el día sentado frente a un escritorio no va mucho conmigo. Siempre tuve la inquietud de hacer algo más. De pequeño, con muy pocos años, ya obligaba a mis padres a reciclar porque quería ayudar de alguna manera al medioambiente. En la vida adulta puedes ser un idealista y tener una buena idea para la sociedad, pero si no es un negocio viable no sirve para nada porque no lo puedes ejecutar. Yo he encontrado un buen negocio, así que he conseguido cerrar el círculo.

Pero vayamos por partes. Hace unos años, mientras estudiaba en España, me surgió la oportunidad de ir a hacer unas prácticas en el Banco Santander en Chile. Tuve que volver unos meses más tarde a España para completar las asignaturas que me quedaban, pero entonces me ofrecieron un puesto fijo en Santiago de Chile. Nada más terminé la carrera no lo dudé y cogí mis maletas para cruzar el Atlántico.

Trabajé allí durante dos años y medio. Fue una escuela espectacular, aprendí muchísimo. En esa temporada también hacía cosas en paralelo a mi trabajo; por ejemplo, monté una importadora de productos ibéricos a Chile y vendíamos algunos productos a hoteles.

Siempre he sido una persona con muchas inquietudes, un poco aventurero. Creo que es importantísimo hacer algo que tenga un impacto positivo en la sociedad además de que te guste. A mí me gustan mucho las finanzas, pero en ese momento me sentía como un pequeño engranaje de una gran máquina y, así, el impacto que puedes tener es limitado.

Uno de mis clientes me ofreció un puesto de director financiero en una compañía de leasing. Acepté y en esa etapa aprendí mucho más de management, gestión de negocios, gestión de equipos… Hay que pasar por el mundo corporativo unos años porque sales la universidad con conceptos teóricos, pero con muy pocos conceptos prácticos. Sin embargo, yo siempre pensaba en montar algo por mi cuenta.

Cuando cumplí 30 años fue cuando pensé en lanzarme. En mi casa siempre ha habido inquietud de emprender. Mi padre es empresario y mi abuelo también; no había asalariados, es algo que he visto desde pequeño. Me dije «si voy a emprender tiene que ser ahora que no tengo hijos ni responsabilidades» y en 2015 decidí montar SolarLatam —la compañía anterior a Volt—, una empresa de energía de autoconsumo solar en Latinoamérica.

Me mudé a Panamá porque era un país más pequeño, con el dólar como moneda y tenía muchos amigos que me podían ayudar a abrir mercado. Hice proyectos en Panamá, Costa Rica, Colombia, Argentina, Chile… y en 2016 abrimos una sucursal en Buenos Aires.

La adrenalina como motor

Ha sido un camino largo y lleno de dificultades, suena típico, pero es la realidad. Me apasiona la aventura y es algo que me faltaba cuando era un empleado.

En 2018, a mi entonces novia —ahora mujer— le ofrecieron un trabajo en Estados Unidos y me mudé con ella a Miami. Desde aquí gestionaba todo y viajaba a los proyectos, hasta que en 2020 abrimos una sucursal en Miami, a raíz de que el mercado latinoamericano se volviera más complejo por diferentes crisis. Ahí nació Volt, porque SolarLatam no era muy comercial.

Desde entonces hemos estado operando en Florida y el crecimiento ha sido espectacular. En 2022, facturamos alrededor de 2,5 millones de dólares y este año esperamos superar los 20 millones y en 2024 esperamos llegar a los 30 millones, ampliando el mercado para impulsar la independencia energética.

Tenemos unos 70 empleados directos y en la ronda de financiación la empresa se valoró en 30 millones de dólares. Podríamos crecer más rápido, porque hay muchas oportunidades, pero repercutiría en la calidad.

Si no tienes dinero, tienes que compensarlo con trabajo

He estado muchos meses sin cobrar un sueldo. Lo más importante para mí era pagar a mis empleados, a proveedores, y luego iba yo al final. Monté todo con mis ahorros: 30.000 dólares, no tenía nada más. Al principio no sabía cómo se desarrollaban los proyectos, fue una curva de aprendizaje de muchos meses en los cuales no tenía ingresos, solo gastos.

Llevaba paneles solares en mi maletero a las obras para ahorrarme el transporte y hasta esta ronda de financiación, lo hemos hecho todo a pulmón. Todo con capital propio. Si no tienes dinero tienes que compensarlo con trabajo y esfuerzo.

Pero hay muchas satisfacciones. Recuerdo una instalación en una selva en Colombia donde no había electricidad y de pronto podían conectan sus móviles y tener acceso a internet.

Un mercado que multiplica por 6 los precios

Llevo tantos años fuera ya que se me ha pasado la morriña. Intento ir bastante a España. Lo más difícil de todo es ver cómo tus padres se hacen mayores y tus amigos van teniendo hijos y tú no estás ahí.

El mercado estadunidense y el español son muy diferentes. En España hay muchas empresas, mucha competencia y el margen es muy pequeño. Creo que tienes que enfocar tus fuerzas donde puedes generar el mayor impacto y el mayor impacto lo podemos tener en Estados Unidos con mucha diferencia.

El ticket promedio de una casa en Miami es de casi 40.000 dólares la instalación, mientras que en España es de 6.000. A la vez, una instalación en una casa en Estados Unidos es como seis o siete de Panamá en cuanto a tamaño.

Victoria Bustamante

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