Dejó su trabajo en el sector tecnológico con veintitantos años y un sueldo de seis cifras para dirigir una funeraria con su pareja

Cuando Leon Lim terminó de sacarse la licenciatura en ingeniería informática en la Universidad Nacional de Singapur, su trayectoria profesional parecía estar tallada en piedra.

En 2020, se incorporó a una agencia tecnológica del Gobierno de su país, especializada en ciberseguridad. En apenas cuatro años, ganaba un sueldo de seis cifras e iba camino de ocupar un puesto directivo.

Pero, en 2024, lo dejó todo para incorporarse al negocio funerario familiar de su mujer como director de desarrollo de operaciones.

«Fue una decisión muy difícil«, ha asegurado este joven de 30 años en declaraciones a Business Insider.

Ver de cerca el trabajo de su esposa, Rachael Tay, a la hora de reunirse con familias, gestionar operaciones y modernizar el negocio, le hizo replantearse el tipo de impacto que quería tener en el mundo. Mientras él pasaba sus días detrás de una pantalla, ella ayudaba a las personas a superar sus pérdidas y dirigía una empresa arraigada en un propósito y una tradición.

«En realidad, no interactúas mucho con la gente», ha señalado Lim sobre su antiguo trabajo. «Es difícil definir qué es lo que tiene sentido».

Este cambio le supuso tener que hacer sacrificios económicos. Lim afirma que aceptó una reducción salarial del 20%, pero considera que el trabajo que desempeña ahora es mucho más gratificante.

«La satisfacción no solo tiene que ver con los ingresos», ha expresado. «También tiene que ver con la diferencia que marco y el crecimiento profesional que obtengo al afrontar retos significativos».

Horarios diferentes y clientes muy distintos

El cambio de ingeniero de ciberseguridad a operador funerario no fue simplemente un cambio de carrera, sino un cambio de mentalidad, según Lim.

En el sector la tecnología, todo está estructurado y es predecible. Pero, en el negocio funerario, «no se puede prever nada».

En lugar de líneas de código, ahora trabaja con familias en duelo. No existe un manual para lidiar con la pérdida: algunos llegan tranquilos y preparados para planificar, otros se derrumban en la puerta de la funeraria.

«Tenemos que mantener la calma, la serenidad y la compostura, y estar ahí para ellos», ha relatado Lim. Lo más difícil es encontrar el equilibrio: mostrar compasión y, al mismo tiempo, actuar con rapidez para hacer las cosas.

«Esta industria no solo trata de la logística, también tiene que ver con el toque humano«, ha añadido.

Al parecer, ha sido un proceso de aprendizaje muy intenso, pero Lim agradece a Tay y a su familia que le hayan guiado desde el principio, desde enseñarle a cómo hablar con los clientes afligidos hasta cómo coordinar un velatorio.

También dice que las jornadas son «sin duda más largas y más irregulares» en comparación con el típico trabajo de oficina.

No hay una hora fija para «fichar la salida», comenta. «La muerte es impredecible, por lo que siempre estamos preparados».

«Eso es lo que hace que el trabajo sea estimulante, puesto que cada día es diferente», apunta.

A pesar de las largas jornadas, el desgaste emocional y la reducción salarial, Lim ha explicado que no se arrepiente. Ahora ve los funerales como una oportunidad tecnológica que se esconde a plena vista.

El sector funerario es «como un mercado sin explotar», sugiere. «Es tradicional, se moderniza lentamente, y eso es lo que me interesa mucho y me hace preguntarme: ¿qué posibilidades hay?».

El uso de la inteligencia artificial para salvar la brecha

Tay, ahora directora de desarrollo corporativo, se incorporó a la compañía familiar, Casket Fairprice, a los 19 años. El abuelo de Tay fundó esta organización en 1993.

Lim y ella se complementan muy bien, según Tay.

«Él aporta su experiencia en el ámbito tecnológico«, ha asegurado esta joven de 25 años. Mientras que ella es «más creativa», Lim es muy «lógico» y «estructurado».

Lim ha declarado que su dinámica de trabajo refleja la forma en que solía abordar el desarrollo de software: desglosar problemas complejos en otros más pequeños y manejables, y resolverlos paso a paso.

En el pasado, las familias simplemente sabían lo que tenían que hacer cuando fallecía un ser querido, da a entender Tay. Pero las generaciones más jóvenes, de entre 20 y 40 años, a menudo no saben por dónde empezar.

La pareja afirma que la tecnología podría hacer que el proceso de planificación de funerales resultase más accesible para los clientes más jóvenes.

Casket Fairprice ha lanzado dos herramientas de inteligencia artificial: un chatbot que responde a preguntas frecuentes sobre las costumbres funerarias y un planificador basado en IA que guía a las familias a través de los preparativos de forma virtual. Lim encabezó ambos proyectos, aprovechando su experiencia tecnológica para diseñarlos y ejecutarlos.

La pareja también ha señalado que están trabajando en cómo la inteligencia artificial puede ayudar a preservar el legado, recopilando recuerdos, homenajes y fotos en memoriales digitales que pueden transmitirse de generación en generación.