“Lo más simple puede parecer lo más complejo”.
Así definió una vez Steve Jobs la importancia de expresar tus ideas con sencillez. Lo fundamental es traspasar a la mayor cantidad de personas y que el mensaje se entienda a la perfección.
Resulta lo más importante a la hora de canalizar una estrategia de comunicación, ya que cualquiera puede escribir oraciones largas y confusas, pero vale la pena perseguir la simplicidad porque “puede mover montañas”, según Jobs.
El escritor John Beckley observa en su libro El poder de las palabras simples, que, en la educación, no suele ponerse el énfasis en comunicar ideas de manera simple y clara. “En cambio, se nos alienta a usar palabras y estructuras sintácticas más complejas para hacer alarde de nuestros conocimientos y de nuestra formación”.
En este sentido, en lugar de enseñarnos a transmitir ideas de la manera más clara posible, el sistema educativo, a su modo de ver, enseña a empañar las cosas. “Hasta nos inculca el miedo de que, si no hacemos que nuestra escritura sea lo suficientemente complicada, se nos considerará incultos, pero no es así”, detalla.
Ese es el mismo argumento que han manejado históricamente grandes emprendedores de la talla de Steve Jobs y Elon Musk. El uso de palabras básicas que entiende mejor la audiencia, tal y como comentaba el fundador de Apple, puede ser capaz de mover a las masas.
Steve Jobs utilizaba habitualmente lenguaje simple para ocultar la complejidad de los productos de Apple. Sin embargo, eso no se traducía necesariamente en que el fondo de su mensaje no se entendiera, sino más bien lo contrario.
Por ejemplo, según publica Inc.com, en 1997 la enseña de la manzana lanzó la icónica campaña publicitaria Think Different. Esta comenzaba diciendo: «por los locos, los inadaptados, los rebeldes, los alborotadores”. Para después rematar con la frase: «porque las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo son las que lo hacen».
Muchas personas fueron capaces de conectar con ese lenguaje menos rebuscado y eso se trasladó en el interés de los artículos de la compañía tecnológica.
En el lanzamiento del iPhone, en el año 2007, también se pudo observar este tipo de mensajes. Jobs utilizó palabras simples para tratar de engatusar a la audiencia: “este es un día que he estado esperando durante dos años y medio (…) De vez en cuando, aparece un producto revolucionario que lo cambia todo …»
Durante los 7 primeros minutos del lanzamiento del dispositivo de Apple, Jobs utilizó terminología simple. Las primeras 1.000 palabras pertenecían a un vocabulario más llano y no por ello el gigante tecnológico vendió menos terminales. De hecho, sucedió lo diametralmente opuesto.
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Elon Musk y el uso de las palabras cortas como gancho
En 1935 George Kingsley Zipf, un lingüista de la Universidad de Harvard aseguró que la magnitud de las palabras tiende a una relación inversa, aunque no necesariamente proporcional, con el número de ocurrencias que se tienen.
Es decir, que las palabras más cortas se utilizan con más frecuencia que las largas. En este sentido, el Instituto Tecnológico de Massachusetts
ha demostrado una mejora sustancial a la ley de Zipf. Estos investigadores descubrieron una propiedad universal del lenguaje humano: las palabras más frecuentes tienden a ser cortas, ya que hacen la comunicación más eficiente que usando palabras largas.
¿Por qué capta más la atención del oyente la simplicidad del vocabulario?
Winston Churchill, uno de los más grandes oradores del siglo XX, comentó al respecto: “Las palabras cortas son las mejores porque son las más antiguas y, por ende, son más familiares para la audiencia”.
Esto es algo que también tienen en cuenta otros grandes emprendedores, como es el caso de Elon Musk.
En un correo electrónico que envió recientemente a los empleados de Tesla les dijo a todos que tratasen de evitar la jerga y las «palabras sin sentido» para describir el software y los procesos de la empresa. Musk expuso: «No queremos que la gente tenga que memorizar un glosario sólo para saber cómo funciona Tesla».
Siguiendo este hilo, Inc.com explica que una encuesta de American Express descubrió que muchos profesionales utilizan jerga en el lugar de trabajo para aparentar ser más inteligentes. No obstante, los líderes empresariales no creen lo mismo. Según Richard Branson, a algunos trabajadores les encanta hablar con tecnicismos y convertir todo en acrónimos. “Es mucho mejor usar un término simple y palabras comunes que todos comprendan”, apunta.
En su innovador libro Thinking, Fast and Slow, el psicólogo ganador del premio Nobel Daniel Kahneman escribió que las personas que son consideradas creíbles e inteligentes reemplazan el lenguaje complejo con palabras simples. “Cualquier tonto puede complicar las cosas, así que no lo seas”, agrega Branston.
Lo simple puede ser lo generador del éxito empresarial.