Esteban Velarde: el skate como forma de vida
Hijo de padre Guineano, Estaban Velarde Quesada vivió allí hasta los seis años. Cuando las cosas se ponen feas con Macías, la familia decide trasladarse a la ciudad natal de la madre, Madrid. Al principio se instalan en la calle Narváez, donde Velarde lleva una vida apacible y responde bien a los estudios, hasta el día que descubre a Anthony Frank Hawk desplazarse con su monopatín en la película de ‘Loca academia de policía’ de la que concluye: yo quiero hacer lo mismo que este tío.
Empieza a patinar algo mayorcito, a los 17 años, a finales de la década de los 80. Entonces el skate era todavía una práctica bastante minoritaria, así que cada cual entrenaba por su barrio. Luego, los pocos que había, se reunían en el entonces llamado Parque Sindical para comparar y compartir destrezas que en su jerga llaman trucos.
Cuando descubrieron los bancos, los bordillos y las rampas de la plaza de Colón, les pareció un lugar más que apetecible para hacer piruetas, saltar y entrenar el skateboard. Allí se convirtió Velarde en un asiduo. Podía pasar entre 6 y 7 horas diarias patinando tranquilamente 4 o 5 días a la semana. Al final los estudio se resintieron. Termina BUP, pero no suelta el skate del que quiere hacer su forma de vida.
Así se ha mantenido fiel hasta ahora. Aunque no llegó a ser skateboarder profesional, Velarde siempre ha sabido ganarse la vida en torno a este mundo. Primero como empleado de marcas y distribuidoras y, luego, como emprendedor. En esta última faceta es propietario de la distribuidora, Innercity Goods, cofundó junto a otro amigo patinador la revista Go Mag donde, además de escribir, tenía la oportunidad de lucir su trabajo como fotógrafo especializado en la materia..
Su último emprendimiento corresponde a Paradis Skate shop, una tienda pequeña pero en la que, “exceptuando los calzoncillos, un skater puede encontrar todo lo que necesita”, dice. Haciendo uso de la omnicanalidad, Paradis Skate shop compagina el ecommerce con la tienda física, en el número 4 de la plaza de Santa Cristina de Madrid. Hasta aquí se desplazan jóvenes y no tan jóvenes de distintos barrios para comprar o participar en alguno de los eventos que Esteban Velarde organiza con figuras relevantes del skate. Para dinamizar la comunidad, cuenta también con el canal de pódcast en YouTube: Motel Paradis.
Jeosm: de grafitero a fotógrafo de los grandes
Jeosm es el nombre artístico con el que se presenta José Javier Clemente. Lo adoptó cuando empezó a firmar las paredes de Madrid a los 14 años y con el mismo sigue firmando, cumplidos ya los 40, sus famosos retratos fotográficos en blanco y negro. Al nombre le acompaña ahora un claim: The true shoot (el disparo verdadero).
Se considera un fotógrafo de barrio, concretamente el de Villaverde Bajo, en el que se crió y a mucho orgullo. Contaba también en otra entrevista a Emprendedores que él se hizo fotógrafo gracias al grafiti dada la costumbre de los escritores de este arte de documentar con fotografías su obra para no hacerla tan efímera. El usaba una cámara vieja de su padre, pero pronto se dio cuenta de que necesitaba perfeccionar la técnica para disponer de un buen book.
Vaya si la perfeccionó. Delante de su cámara han posado miles de personas. Entre muchos otros, Pedro Sánchez, Arturo Pérez-Reverte, Ray Loriga, Iker Casillas, Ronaldo, Rosa Montero, Almudena Grandes, C. Tangana…
El artista visual madrileño acaba de publicar parte de su obra fotográfica en el libro ‘No soy uno de los vuestros’, en la editorial Círculo de Tiza. El libro se presentó el pasado mes de diciembre en el Café Varela acompañado de muchos de sus retratados.
Con la fotografía decía Jeosm haber compensado en parte el fracaso escolar que fue, pero no ha perdido ni el amor por el grafiti ni el de su barrio y sus gentes.
Asier Fernández y Pedro Henrique: la industria del ‘freestyle‘
A los fundadores de Urban Roosters les atribuye el prestigioso emprendedor Didac Lee nada menos que el mérito de estar creando una industria nueva, la del freestyle en español.
La historia de Urban Roosters comienza en Logroño, donde Asier Fernandez Pásaro creció y descubrió el rap. Su espíritu rebelde conectó con el mensaje contestatario de la música. Más adelante, luego de una juventud con idas y venidas, donde incluso dejó los estudios por una temporada, terminó estudiando publicidad en la Universidad de Segovia y se empezó a formar también en diseño gráfico. Ya trabajando en algunas agencias, conoció a un joven brasileño con el que haría dupla en diversos proyectos: Pedro Henrique de Oliveira Gomes, el otro fundador de Urban Roosters.
Uno de los primeros grandes proyectos fue 100% freestyle, consistente en grabar one shot a la cámara con los principales freestylers del mundo hispanohablante. Los primeros fueron Chuty y Arkano, y tuvieron un gran recibimiento dentro del mundo del freestyle. Así es como Asier Fernández pasó de armar eventos en las calles de España a crear la liga más grande jamás vista en el freestyle en pocos años.
Urban Roosters ha sido la creadora del fenómeno por excelencia de los últimos años en las competiciones de gallos: la Freestyle Master Series (FMS), una liga profesional de improvisación de estilo libre. Con su liga han traspasado fronteras, llegando a crear otras similares en otros países de Latinoamérica, como Argentina, Perú, Chile, México, Colombia y El Caribe.
Lucas Amat: el emprendedor del grafiti profesional
Hace años que Lucas Amat descubrió en las paredes y en otras superficies públicas de Barcelona el mejor soporte para expresar sus sentimientos y plasmar su arte. Hasta que un día le detuvieron. Cuando regresó a casa se encontró con que sus padres le había tirado la maleta de aerosoles a la basura. Tampoco con esto se dio por vencido. Se fue de casa a un piso compartido y siguió escribiendo en las paredes. No se rendiría hasta recibir meses después una multa por importe de 1.600 euros. La pagó con sus propios ahorros y regresó a casa.
Con el tiempo, Amat se enmendó. Se graduó en Administración y Dirección de Empresas y en Marketing, pero no se olvidó del grafiti. Decidió entonces pasar de graffitero ilegal a graffitero profesional. Ahora está al frente de la que dice ser la “empresa nº 1 de graffiti profesional en persianas” de locales, comerciales, parkings o garajes, posicionándose como una “empresa seria y puntera en servicios de arte urbano”.
Según cuenta en su web, ha hecho trabajos para compañías del tamaño de Ford, Seat o Nike, además de dar talleres y conferencias sobre arte urbano en institutos y universidades, como el IES Cubelles, IES Foix y en Universidades como la Universidad Rovira Virgili, Escola Universitaria Mediterrani o ESADE.
Soma: productor de hip hop
También la historia de Oriol Prieto Sánchez arranca con sus tiempos de grafitero y, como en el caso de Jeosm, su nombre artístico, Soma, procede de aquella época.
Eligió Soma como podría haber elegido cualquier otro nombre que le sonase bien para bombardear con él las paredes de las calles. De los sprays pasó luego a la música identificándose con un género entonces minoritario en España: el rap. Fue el primero del instituto en vestir prendas 8 tallas más grandes y lucir medallones dorados.
El paso siguiente fue a la ‘profesionalización’. Como compositor e integrante de la banda Muerte acústica, grabó sus primeras maquetas de rap. Un salto cualitativo se produjo el día que la banda pasó a grabar en cassette al CD firmando su primer contrato con una discográfica.
De aquí dio el salto al mundo de la producción musical, con muchos altibajos como emprendedor, pasando de un megaestudio de lujo en el centro de Barcelona a otro de 25 metros cuadrados en el salón de su casa. Actualmente, Soma es uno de los productores más reconocidos de la escena del hip hop español.