“Enamórese del problema, no de la solución” es una expresión acuñada por Uri Levine, co-fundador de Waze, al referirse a la importancia de buscar soluciones innovadoras para problemas estructurales.
Cuando uno se enamora de la solución, no seguirá buscando formas de resolver el problema para el cual diseñó su solución. En ese momento se convierte en la única solución. Nada más peligroso que pensar que no hay más alternativas. Y eso aplica exactamente para la situación que vivimos hoy.
Duele desaprender
Si nos aferramos a lo que hemos venido haciendo: el negocio, los productos y el mercado que atendemos, corremos el riesgo de que esa realidad a la que estábamos tan acostumbrados, el día de mañana ya no sea la misma.
Por eso, la pregunta que debemos hacernos para adaptar nuestro negocio al futuro es: “¿Para qué más sirve lo que sabe hacer?” Suena sencillo, pero lleva en su esencia la razón por la cual hacemos lo que hacemos. Cuando realmente entendemos cuál es el valor que generamos y no sólo lo que vendemos, podemos redefinir nuestro negocio.
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Es mucho más que un producto
No se trata del producto o servicio que ofrece. Se trata de lo que la experiencia que tiene y los desafíos a los que se ha enfrentado, le han enseñado. Por eso, ¿puede reformatear, ajustar, moldear o cambiar lo que hace actualmente para adaptarse a las necesidades de sus clientes?, ¿puede reorientar lo que hace para atender un mercado diferente al que solía atender?
Cuando dejamos de aferrarnos a lo que hemos hecho y vemos otros caminos para aplicar ese conocimiento y experiencia, se abre un mundo de posibilidades.
Hay un maravilloso mundo por descubrir
Una realidad paralela que nos propone nuevos caminos. El principal obstáculo para la reinvención no es que no haya oportunidades; sino que nos cuesta enormemente dejar el oficio con el que nos sentimos cómodos.
La reinvención comienza en la cabeza. En soltar. En querer crear una nueva realidad, desde el fondo del corazón y no de dientes para afuera. Solo aquellos que sonrían viendo al futuro, crearán las realidades que el mundo necesita. Serán los que vean la otra orilla. Podemos quedarnos quejando de lo que pasa o diseñar una nueva forma de vida.