La nueva generación empresarial de las grandes insignias de la moda en España tiene nombres de mujer

El éxito de Inditex en general y de Amancio Ortega en particular se cimentó desde sus comienzos comedidos silencios. Son variadas las biografías publicadas sobre el fundador del imperio, pero ninguna autorizada, ni siquiera la de Covadonga O´Shea, que iba a inspirar una serie de Amazon Prime que nunca llegó a ver la luz.

El patrón nunca ha concedido una entrevista en un medio de comunicación. La discreción, marca de la casa, también se extiende al resto de integrantes del universo que orbita alrededor de Zara. Pero, hace tan solo unas semanas, se produjo la excepción.

Marta Ortega, la hija del hombre más rico de España y Flora Pérez Marcote, dio un paso al frente. Fue a través un extenso reportaje en The Wall Street Journal, la considerada biblia del capitalismo entre el empresariado americano.

Aunque con paradigma propio, Ortega Pérez es, junto con Adriana Domínguez o Cristina Mariño, unas de las caras visibles de la nueva generación de herederas del textil gallego.

Las incógnitas de Marta Ortega

En su primera y, por el momento, única entrevista, Ortega Pérez, el “arma secreta de Zara” según la prestigiosa publicación, concede algunas pistas (pocas) sobre su futuro en el imperio textil.

“Siempre estaré donde la empresa me necesite. Nunca sabes tu futuro y estoy abierta a él. Pero para ser honesta, me gustaría estar cerca del producto. Creo que es lo que siempre hizo mi padre”, explica la mujer considerada heredera de la compañía, que desde hace años trabaja en el departamento de diseño de Zara Woman, bajo la supervisión de Bea Padín, unas de las altas ejecutivas de la multinacional.

Los estudiosos de la figura de Ortega Gaona apuntan a que, con estas palabras, su hija (previsiblemente) se desmarca de un puesto ejecutivo en el futuro, aunque sí se posiciona en su rol de heredera y futura cara visible de un imperio que ha logrado recuperarse del golpe de la pandemia y que vuelve ya a presentar resultados récord.

Sea como fuere, lo que queda claro es que Marta da un paso al frente, lo mismo que en los últimos años han hecho muchas otras herederas de las grandes firmas textiles nacidas en Galicia el pasado siglo.

Cambio de ciclo

Distintas fuentes del sector consultadas por este medio reflexionan sobre la nueva generación de ejecutivas de la moda gallega.

“Durante años, las caras más conocidas del textil en la comunidad, con el permiso de Kina Fernández y otras, eran hombres. No solo Amancio Ortega, también Adolfo Domínguez, Roberto Verino, Pernas, Florentino, Caramelo… Sin embargo, fueron muchas las ejecutivas que jugaron un papel decisivo en la expansión de esos grupos”, explican.

No solo apuntan a la figura de la fallecida Rosalía Mera, también destacan a Elena González, esposa de Adolfo Domínguez y directora creativa de AD Mujer. 

“Ella ha desempeñado siempre un rol fundamental en el producto de la firma ourensana”, convienen. Pero las herederas de la moda gallega hace tiempo que cambiaron el paso, siendo las precursoras en esta nueva etapa las hermanas María y Uxía Domínguez, al frente de Bimba y Lola, firma de ‘lujo asequible’ que nació hace 16 años y que hoy en día está presente en 17 países.

Uxía y María Domínguez

Las directivas son hijas de Jesús Domínguez, considerado el principal impulsor de la firma y quien, antes, fundó, junto a sus hermanos Javier y Josefina, Sociedad Textil Lonia, la compañía que explota las marcas Purificación García y Carolina Herrera.

Constituida en Mos en 2005, las hermanas (a la sazón también sobrinas de Adolfo Domínguez) figuran desde sus inicios como administradoras solidarias de la compañía.

El año pasado constituyó un consejo de administración presidido por Uxía y en el que María ocupa el cargo de vicepresidenta.

En el órgano de dirección también está su padre, en calidad de consejero dominical, y quien fuera vicepresidente de Inditex y principal impulsor de su salida a bolsa, José María Castellano.

Bimba y Lola, que llegó a ser pretendida por los fondos Carlyle y Permira, cerró el ejercicio de la pandemia con un descenso de facturación de un 27% y unas pérdidas de 5 millones de euros, debido, en gran medida, a los gastos asociados al cierre de tiendas.

La compañía avanza ahora en su recuperación. En su último comunicado remitido a medios indica que cerró el primer semestre de su ejercicio incrementando las ventas un 51,4% con respecto al mismo periodo del año pasado.

Aún sin dar números, explica que “la primera mitad del ejercicio se cerró con una cifra de negocio cerca a su nivel previo a la crisis”.

Adriana Domínguez

Otra ilustre heredera del textil gallego es Adriana Domínguez, hija de Adolfo Domínguez y Elena González. 

Desde mayo del año pasado es la presidenta ejecutiva de la histórica enseña que puso de moda la arruga, si bien lleva ya años ejerciendo liderazgo dentro del grupo.

En 2016 fue nombrada consejera de la textil y un año después, el órgano de dirección de la firma ourensana delegó en ella todos los poderes ejecutivos, primero como directora general y, posteriormente, como consejera delegada.

Leer más: Adolfo Domínguez pierde más que con las tiendas cerradas por el coste de los despidos

Aunque el grupo sigue presentado resultados netos negativos (en la última década solo presentó beneficios en 2015) la firma destaca la mejoría de la misma desde el desembarco de la heredera y empresaria.

“En los últimos 4 años y hasta la llegada de la pandemia, la firma de moda de autor aumentó sus ventas comparables un 30% y su facturación online un 158%. La nueva gestión permitió a la compañía encadenar dos ejercicios consecutivos con resultado operativo positivo, hasta marzo de 2020”, apuntan.

Adriana acaba de ser destacada como la ejecutiva gallega con mejor reputación en 2021 por Merco, monitor empresarial que se centra en reputación corporativa.

Bajo su batuta, la textil ourensana se ha convertido en la cotizada gallega con un consejo de administración más feminizado.

En la actualidad, el 57% de su consejo de administración está conformado por ejecutivas, mientras que estas ocupan un 64% de su comité de dirección.

Los retos que tiene por delante no son menores. En su primer trimestre fiscal, de marzo a mayo de este año, la firma de moda de autor logró duplicar ventas, pero perdió 8,6 millones de euros, un 6% más que el año de la pandemia, con las tiendas cerraras.

El coste del ERE en marcha, que afecta a 259 trabajadores se está detrás del golpe a sus resultados.

Cristina Mariño

El último exponente del relevo generacional en la moda gallega lo representa Cristina Mariño. Su padre, Roberto Verino, ha delegado en ella la dirección de la marca.

Lo cierto es que el grupo del afamado modisto comenzó a apuntalar un cambio de estructura antes la pandemia.

Entonces dividió la dirección del grupo en 2: por un lado, Dora Casal, ejecutiva del sector procedente de Adolfo Domínguez, asumió el cargo de directora ejecutiva, mientras que Mariño ocupó la dirección de marca.

El área creativa de la empresa sigue bajo la batuta de Roberto Verino (o, más bien, Roberto Mariño).

En el terreno financiero, el desafío es volver a la normalidad. El primer objetivo es regresar a los números de la prepandemia.

Entonces, la textil cerró el ejercicio incrementando la cifra de negocio de 30,3 a 34,5 millones de euros. Además, logró abandonar los números rojos, firmando un beneficio neto de cerca de 200.000 euros, frente a las pérdidas de 2,9 millones precedentes.

Según las últimas cuentas presentadas ante el Registro Mercantil, debido a la situación de pandemia, la compañía negoció con entidades financieras préstamos a 5 años con un año de carencia por importe de 12 millones de euros.

La compañía abrió esta semana la semana de la moda madrileña, presentando su colección de otoño invierno.

Cristina Diaz PardoEconomía Digital

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