María Benjumea: «Emprender requiere esfuerzo y resiliencia, pero quien repite sabe que merece la pena»

Estos días, en las oficinas centrales que tiene  South Summit en Madrid no hay quien pare. Cualquiera que pueda asomarse a ellas durante cinco minutos escuchará un incesante sonar de teléfonos y verá un constante ir y venir de personas.

Es mucho lo que hay que cerrar, y este año el tiempo apremia más que nunca porque, por primera vez, el South Summit comenzará el fin de semana previo a los tres días grandes del evento. El motivo es que, entre el 1 y el 5 de junio, South Summit armará una feria paralela en la céntrica Plaza de España.

Allí, habrá de todo: un pabellón diseñado en 3D y fabricado en madera reutilizable, ocho islas dedicadas cada una de ellas a un aspecto de la innovación y un speakers corner en el que los emprendedores tratarán de explicar de manera ágil y sencilla en qué consisten sus últimos inventos.

El 7 de junio, tras tres días de encuentro entre startups e inversores en La Nave, el recinto de Villaverde que seguirá albergando el corazón del South Summit, la feria volverá a Plaza España para organizar un concierto gratuito de fin de fiesta que contará con la presencia del DJ Martin Solveig, la cantante Judeline y el grupo Club del Río.

En mitad de tanta actividad frenética se encuentra la presidenta del South Summit, María Benjumea. Aunque puede que la procesión vaya por dentro, lo cierto es que, después de liderar durante 13 años uno de los grandes encuentros españoles de emprendimiento, Benjumea parece encarar cada nueva edición con más entusiasmo.

La emprendedora se toma unos minutos para hablar con Business Insider España del esfuerzo organizativo que hay detrás de un evento que solo el año pasado reunió a más de 2.000 inversores, 6.500 empresarios y 650 ponentes, según cifras de la propia organización.

«Son días de tener todo perfectamente atado. Nuestro objetivo es que todo funcione de manera extraordinaria para poder reunir y conectar a la gente y que de aquí salgan todas las oportunidades de negocio que favorezcan a las startups, a los inversores y a las grandes empresas. Y ahí es donde estamos», explica la fundadora del South Summit.

Benjumea duda cuando se le pregunta cuántas reuniones puede tener en los días previos al South Summit: «¿Ocho, 10, 12, 15? Puede que incluso más. Yo soy además de la teoría de que las reuniones tienen que ser ágiles e ir al grano, y ni te cuento estos días, cuando estamos ya en la cuenta atrás. Recuerda que este año empezamos antes».

El motivo del adelanto, esa feria paralela organizada en Plaza de España y que recibe el nombre oficial de South Summit Street Fest, responde a un interés casi personal de la propia Benjumea por acercar el mundo del emprendimiento a un público más general que no tiene por qué saber lo que es una ronda de inversión, pero que puede quedar igualmente impresionado por los últimos avances tecnológicos de empresas que, tal vez, un día sean tan conocidas como Google.

Se trata casi de una labor evangelizadora: «Queremos hablarle a gente de todas las edades y de todas las profesiones, de niños a gente mayor. Queremos que conecten con la innovación. Cuando entras en contacto con los últimos inventos, es posible que se te encienda una luz y termines pensando que tú también podrías hacer algo así. Estoy segurísima de que alguno de los jóvenes que se acercarán este año a Plaza de España lo tendremos dentro de un tiempo en La Nave«.

Hay dinero, pero emprender no es fácil

Centrada ya en las cuestiones económicas, Benjumea es consciente de que encuentros como el South Summit pueden ser más importantes que nunca para las startups en un momento en el que la financiación está en claro declive.

Con el optimismo que la ha hecho tan conocida en el ecosistema, la emprendedora espanta el desánimo: «Dinero hay, y mucho. Tenemos claro que el capital es miedoso y que estamos ante una corrección del mercado, pero ahora al South Summit vienen más fondos internacionales que nunca. Y hay mucho dinero».

Benjumea anima incluso a no cejar en el empeño: «A lo mejor ahora no consigues la financiación que buscas. Es muy posible que esto suceda. Pero es fundamental que te conozcan, tener estas reuniones, incluso en los momentos más difíciles. Los inversores vienen a eso, a conocer startups. Queremos propiciar ese círculo virtuoso en el que a todo el mundo le interesa conectar con todo el mundo».

Con todo y con eso, incluso en mitad de su encendido discurso, Benjumea, que sabe lo que es tratar de innovar en los años en los que la palabra startup no existía y cuando los préstamos había que pedirlos a los bancos y no al capital riesgo, encuentra también el momento para recordar una lección que conviene no olvidar: emprender es difícil.

«Yo soy optimista porque creo que querer es poder, pero, igual que no creo que la innovación sea una burbuja, también hay que decir que montar una startup no es una bicoca. Ni de coña. Requiere mucho trabajo, mucha resiliencia, tener un foco, flexibilidad, un equipo que a lo mejor al principio no puedes tener. Pero quien sigue sabe que merece la pena», comenta la presidenta de South Summit.

Emprender, defiende Benjumea, es un aprendizaje. Lo dicen los datos recabados por la propia South Summit en estos más de 10 años de encuentros. De entre las 36.000 startups que hay en su base de datos, el 58% de los que montan su primer proyecto empresarial fracasan durante los primeros años.

Pero esto es una carrera de fondo, recuerda Benjumea: «Con cada nuevo intento de startup, el porcentaje de las que desaparecen se reduce. Entre quienes montan su cuarta startup, solo un 5% desaparece en los primeros años».

Con estos datos sobre la mesa, en el propio ecosistema empiezan a inquietar ciertos discursos muy extendidos entre la población joven, especialmente en redes sociales. Cada vez abundan más los adolescentes que, sin haber cumplido aún los 20, hablan de hacerse ricos convirtiéndose en lo que definen como «hombres de valor».

La presidenta es partidaria de reorientarlos: «Hay que mandar los mensajes correctos. A esos chicos hay que decirles que tengan cuidado, que se preparen muy bien. Y si pasan por alguna empresa de éxito donde les enseñen, mejor, porque luego, vayas donde vayas, irás con esa experiencia y ese conocimiento».

Frente al tópico del éxito vertiginoso, Benjumea propone ideas a fuego lento: «Una de las cosas que más me ilusiona es que veo emprender a gente con la cabeza cada vez mejor amueblada. No van con idea de hacerse ricos a los 17 o de ser más listos que Elon Musk. Esos son los que en momentos duros como la pandemia siguen trabajando y se transforman».

La ley de startups, todavía en fase semilla

Para definir el momento de madurez que vive una startup en el ecosistema se utilizan ciertas palabras. En concreto, para hablar de una empresa que todavía no tiene un producto comercializable pero que está en el camino de desarrollarlo, se habla de startups en fase semilla.

A ojos de Benjumea, la ley de startups, que entró en vigor el año pasado para tratar de favorecer la innovación en España, se encuentra un poco en este punto.

«Miles de startups se han registrado como tal para acceder a las ayudas. Yo creo que el paso que se dio el año pasado es importantísimo y ahora lo que tenemos que hacer, como siempre dije, es tomarlo como punto de partida», analiza Benjumea.

La presidenta recuerda que la tramitación de la ley no fue nada fácil: «Yo me involucré personalmente muchísimo y al final salió una ley de consenso, pero es un punto de partida. La fase más importante de una startup es la fase de crecimiento, y hay que seguir trabajando en esa ley para apostar por esas empresas puramente tecnológicas«.

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