Cuando el consumidor decide apalancar la mirada en las marcas blancas, el precio juega un rol de primerísimo orden, ya que este tipo de marcas son habitualmente menos onerosas que las marcas de fabricante y esta es una importante ventaja competitiva en tiempos de inflación. Sin embargo, el precio no es ni mucho menos el único factor por el que se guía el consumidor a la hora de arrojar productos de marca blanca en el carrito de la compra.
De acuerdo con un reciente estudio llevado a cabo en Alemania por la empresa de investigación de mercados Appinio y el supermercado online Knuspr, el precio es el factor al que el consumidor concede más importancia a la hora de comprar marcas blancas. El 81% de los consumidores cita el precio como factor decisivo cuando se decanta por las marcas blancas en el punto de venta. Sigue de cerca al precio otro factor igualmente preponderante en la adquisición de artículos de marca blanca: la calidad de los productos (71%).
El tercer factor que más relevancia goza a ojos del consumidor a la hora de comprar marcas blancas es la lista de ingredientes (38%) de los productos.
Casi dos terceras partes de los consumidores (65%) confiesa que compra a día de hoy más productos de marca blanca que hace tres años. Y la pasta, la comida enlatada y los cereales (45%) y los productos de higiene (41%) son las categorías en las que el consumidor llena más frecuentemente la despensa con artículos de marca blanca.
En determinadas categorías de producto el consumidor no está dispuesto a renunciar a las marcas de fabricante
Las marcas blancas logran asimismo arrebatar la atención del consumidor cuando hay que avituallarse de alimentos refrigerados (37%), productos congelados (36%), bebidas (36%) y artículos de origen local (33%).
Al 21% de los consumidores les gustaría, por otra parte, ver más productos de marca blanca en las categorías de carnes y pescados, bebidas, y artículos orgánicos y premium.
Así y todo, y pese a la creciente popularidad de la marca blanca, lo cierto es que esta sigue topándose de bruces con unas cuantas barreras. Casi el 60% de los consumidores asegura que jamás cambiaría una marca de fabricante por una marca blanca en determinadas categorías de producto. En esta misma línea, el 53% prefiere los productos de fabricante cuando desea darse un capricho especial. Además, el 30% de los consumidores considera que las alternativas de marca blanca son en términos generales inferiores en calidad y sabor a los productos de marca de fabricante.
Los consumidores están asimismo bastante más prestos a rascarse el bolsillo para comprar su producto predilecto de marca de fabricante que para adquirir el producto equivalente de marca blanca. El 41% de los consumidores pagaría hasta un 50% más y uno de cada diez abonaría incluso el doble de dinero.