Theodor Kallifatides escribe acerca de la emigración como una forma de suicidio, de cómo el desarraigo ha sembrado de melancolía al pueblo griego, acerca del arte como herramienta transformadora, pero, sobre todo, escribe sobre el amor a discreción. En Madres e Hijos, el autor, a los sesenta y ocho años y exiliado en Suecia desde hace más de cuatro décadas, relata una de sus visitas a su madre, de noventa y dos, a Atenas. En el ambiente flota la despedida definitiva. Kallifatides nos traslada al balcón donde conversan a diario, a la habitación que lo acogió de niño, a esa silla y mesa [incómodas] que albergaron sus inicios como lector y escritor. La delicadeza con la que retrata las estancias de la casa, los objetos que la habitan, nos indica el poso que han dejado en él.
Estos objetos, que trascienden lo material para configurar eso que llamamos hogar, dotan de vida también a un sector, el de mobiliario–decoración, condicionado en su evolución por un escenario global complejo. Según DBK, en 2022 el valor de la producción de mueble de hogar creció al 18%, hasta los 1.498 millones de euros, cifras sustentadas, en buena medida, “en la subida de los precios aplicada para afrontar la tendencia inflacionista de los costes”. Pero aun con el aumento del volumen de negocio, “la rentabilidad sectorial se vio penalizada por esa fuerte subida de costes, en particular de aprovisionamiento, energéticos y logísticos”.
Un 2023 con giro en el argumento
Para César Losada, CEO de KüchenHouse, la situación ha virado. “Ahora estamos experimentado un crecimiento real y sólido, con números mejores que el año pasado. Y a pesar de un modesto aumento del 4% o 5% en los costos de materia prima, nuestras ventas han tenido un crecimiento cercano al 30%, lo que indica que el mercado está respondiendo de modo favorable, sin depender de esos costos de producción”.
Explica Agnese de Luca, country manager de Kvik para España, que la coyuntura económica actual es diferente a la del 2022. “En cuanto a los fabricantes, hay tensiones en los mercados de materias primas y un aumento en los precios de la energía –que ya venía notándose–, generando un escenario de incertidumbre. Respecto a los consumidores, el poder adquisitivo de los hogares es menor debido, en parte, a la subida de los precios, de los tipos de interés…”. En este contexto, desde la compañía esperan una mayor sensibilidad al precio por parte de los clientes y un menor crecimiento de las ventas. “A partir de aquí, nos esforzamos por ofrecer diseño danés a precios muy competitivos”.
La lectura de Antonio León, director gerente de Franquicia Merkamueble, es similar. “A nivel de fabricación, se mantiene el crecimiento gracias a la buena marcha de las exportaciones. En el mercado nacional, mientras, el inicio de año está siendo como se preveía, con un consumo reducido a causa de factores externos negativos como una inflación elevada o el incremento de los costes energéticos y materias primas. Lo cierto es que se prevé un 2023 de nulo o moderado crecimiento”.