Nadie lo diría, pero el e-commerce asfixia menos el medio ambiente que el retail convencional

Los perjuicios medioambientales solapados al e-commerce son bien conocidos. Y todos aquellos que tienen a bien comprar online (que son cada vez más) son más que conscientes de que, al hacerlo, cometen inevitablemente pecados contra el vapuleado planeado planeta Tierra. Al fin y al cabo, los pedidos que realizamos en la red de redes llevan aparejados costes de transporte e implican el uso de ingentes cantidades de packaging. Además, si lo que compramos no resulta de nuestro gusto y tenemos que realizar devoluciones, los perjuicios medioambientales se multiplican.

Sin embargo, parece que el comercio electrónico no comete tantos desmanes contra el medio ambiente como puede parecer a bote pronto y es todo caso menos contaminante que el retail en su vertiente más convencional. Así lo concluye al menos un reciente estudio llevado a cabo en Alemania por Gambio y Logistics Advisory Experts.


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El e-commerce genera de media significativamente menos emisiones de CO2 que el consumo canalizado mediante las tradicionales tiendas offline. Y es que el gasto energético que tiene lugar en los edificios donde lleva a cabo sus operaciones el retail físico es extraordinariamente elevado y eso decanta la balanza a favor del comercio electrónico.

Por otra parte, el retail tradicional es responsable del 11% del volumen de tráfico en las ciudades. El envío y reparto de pedidos online es responsable, en cambio, de apenas un 0,5% de ese volumen de tráfico. La cadena de suministro juega aquí un rol absolutamente determinante, ya en las tiendas físicas los productos deben ser transportados de los almacenes del punto de venta y en el caso del comercio online las mercancías se despachan directamente al hogar del cliente, que no tiene que utilizar ningún transporte adicional para realizar sus compras.

Tanto el packaging como las devoluciones tienen impacto más o menos menor en las emisiones de CO2 generadas por el retail

La investigación no puede, eso sí, refutar apropiadamente los efectos contaminantes emanados del packaging utilizado en el e-commerce. Es una verdad inapelable que el empleo de packaging adicional tiene un efecto pernicioso en el medio ambiente, aunque ese efecto varía en función del producto, el tamaño del producto, el tipo y el material utilizado.

Los estudios ya publicados en relación con el impacto medioambiental del packaging sugiere que este genera entre 20 y 1.000 gramos de CO2 por cada compra efectuada. En términos generales el retail físico da cuenta de un mejor rendimiento en este apartado en particular. Sin embargo, el CO2 generado por el packaging juega un rol mucho menor en comparación con las emisión generadas por el tráfico y el consumo de energía.

Si nos detenemos en el impacto medioambiental de las devoluciones, los efectos son peores si la devolución tiene lugar en una tienda física utilizando el coche como medio de transporte que si se envía directamente el producto del que deseamos desprendernos a una empresa de comercio electrónico. No obstante, lo cierto es que las devoluciones son mucho más comunes el e-commerce que en el retail offline, por lo que en el cómputo global puede resultar más nocivo el primero que el segundo.

Las devoluciones tienen en todo caso solo una importancia menor en el impacto medioambiental global del e-commerce y el retail tradicional.

Esther Lastra

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