Necesitamos emprendedores mucho más comprometidos con la humanidad

Los retos siempre están ahí y este año no es la excepción. Por un lado, se ha visto en el segundo trimestre de 2022 un descenso en la inversión de capital de riesgo en startups de todo el mundo, con una reducción del -13% intertrimestral y del -21% anual para el caso de Europa. Como consecuencia, los fondos de capital de riesgo están comenzando a ser más selectivos al momento de inyectar dinero en empresas emergentes, lo que sin duda genera un enorme reto para los emprendedores que buscan consolidar sus startups y llamar la atención de los inversores. Eso de reunir enormes reservas de capital y gastarlo agresivamente en busca de acumular participación en el mercado sin medir un verdadero crecimiento rentable está quedando en el pasado.

De otro lado, entre los inversores cada vez toma más fuerza el movimiento ESG, que, aunque, no es algo nuevo ahora está relacionado con las nuevas oportunidades a la hora de emprender e innovar, algo que constantemente transmitimos desde ISDI, como parte de nuestra misión de que nadie se quede atrás en el interminable camino de la evolución constante.

Los consumidores, fondos de capital de riesgo y la humanidad, en general, demanda hoy que las empresas adopten políticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo. Por lo tanto, aquellas iniciativas que tengan como foco impulsar la sostenibilidad medioambiental y las causas sociales sentarán las bases para un buen futuro, tanto a nivel corporativo como en el mundo, pues en los últimos años hemos visto cómo el compromiso con el impacto social se ha convertido en un factor decisivo al momento de consolidar una compañía, atraer inversión y cautivar al público objetivo.

¿A qué voy con esto? Pues, indudablemente, esta es la prueba más clara que tenemos de que innovar y emprender con un foco en el impacto social es el próximo paso a seguir. Este debe ser el ADN de las nuevas empresas, mientras que las ya existentes tendrán que demostrar que están trabajando para retribuir al mundo un impacto positivo, ya que pronto será más tangible la sentencia de que si no logras demostrar que eres sostenible estarás muerto.

El emprendimiento social atrae

Sin clientes no hay negocio. Y si somos coherentes, al transformar una idea en una propuesta de valor, es de gran importancia entender el perfil de los consumidores de hoy, porque independientemente de la industria en la que estén buscando una solución o un servicio a una necesidad, sus valores, sus creencias, sus prácticas, etc. son intrínsecos de la persona.

Según una encuesta de Deloitte, la mayoría de la generación Z y los millennials (90%) hacen algún esfuerzo para reducir su impacto en el medio ambiente y muchos de ellos están dispuestos a pagar más por un producto sostenible. Evidentemente, hoy hay una generación más consciente, lo que está cambiando las reglas del juego obligando a mostrar acciones por encima de filosofías o metas que, en muchos casos, se quedan en el aire.

Si hay algo fundamental a tener siempre en cuenta es que los clientes saben más de lo que las empresas creen. Es por eso que cada vez hay más empresas que se enfocan en crear un ecosistema con criterios ESG, con experiencias e innovaciones en pro del medioambiente y el impacto social.

Entender que esto no es una moda o algo de unos pocos y que las nuevas generaciones se preocupan de verdad por esto, será el eje en el desarrollo de todo tipo de negocios de alto impacto.


[wp-rss-aggregator]


La colaboración es clave

Atrás quedaron los tiempos en los que una empresa intentaba resolverlo todo a nivel interno. Si algo ha demostrado el avance tecnológico y del ecosistema de emprendimiento es que la innovación llega desde todas partes y es mejor aliarse que competir.

Ahora las grandes corporaciones tienen que ir a las startups y ofrecerles algo a cambio de sus soluciones. Ese ‘algo’ debe tener una aproximación colaborativa más allá de lo puramente económico y cuyo objetivo sea el de establecer una cooperación que traiga beneficios tanto al emprendedor como a la corporación.

Lo hemos visto en iniciativas como Google Ventures (hoy GV), el brazo de inversión de capital de riesgo de Alphabet Inc., o Toyota Ventures y muchos otros programas que han surgido en grandes referentes de la innovación, quienes buscan siempre impulsar nuevas ideas.

Precisamente, contribuir al desarrollo de nuevas ideas es parte fundamental de la misión de ISDI y una de las razones por las que nació ISDI Accelerator, unidad de negocio de ISDI, centrada en la innovación y el emprendimiento. Desde esta unidad desarrollamos programas de formación en metodologías de innovación; programas de aceleración de startups tanto para corporaciones privadas (la llamada Innovación Abierta) como para instituciones públicas (la Comisión Europea y el ICEX de España); programas de emprendimiento e incubación de startups que crean nuestros alumnos, así como la conexión de inversores con startups que buscan financiación. Llevamos desde 2014 trabajando como agentes de cambio y transformación en el ecosistema de innovación, haciendo posible la colaboración, cooperación y la integración de todos los actores del ecosistema.

En estos casi 8 años hemos sido testigos de los impresionantes logros que se pueden conseguir a través de la colaboración. Ha sido gratificante ver cómo programas de impacto social como UNICEF Lab, desarrollado en conjunto con UNICEF España, ha logrado atraer una gran cantidad de startups con soluciones innovadoras para mejorar la vida de niños, jóvenes y adolescentes vulnerables y ver los acuerdos de colaboración alcanzados entre UNICEF y las startups; asimismo, la más reciente versión de Toyota Startup Accelerator que se enfocó en encontrar soluciones innovadoras en el ecosistema de startups en los campos neutralidad de carbono, economía circular de los plásticos, huella ecológica y movilidad para todos. Estas y otras iniciativas similares que vemos en el ecosistema no sólo son parte de este enriquecedor viaje sino que también nos confirman que la innovación se está dirigiendo hacia una nueva era.

El impacto social trae beneficios

Hay una vieja creencia de que todo lo se relacione con impacto social no genera, o no debe generar, beneficios. Se está demostrando que esto no es así. Ningún emprendimiento o empresa (no confundir con ONGs) sobrevive de donaciones. Una empresa o aventura emprendedora con una buena ejecución de su modelo de negocio y que contribuya a crear un mundo mejor está abocada a ser un jugador relevante en el mercado.

Por ejemplo, la empresa de calzado TOMS, fundada en 2006, logró popularizar el emprendimiento social durante la última década con su modelo 1×1 One for One. Por cada par de zapatos vendidos, la compañía comenzó a entregar un par de zapatos a los niños necesitados y contrario a lo que cualquier empresario pensaría, sus ventas aumentaron y las personas comenzaron a valorar más la marca.

En su reporte de 2019-2020, TOMS dijo que su modelo había impactado más de 100 millones de vidas para ese entonces y, en la actualidad, sus contribuciones al mundo incluyen no solo zapatos para niños de escasos recursos, sino también tratamientos de vista, acceso a agua potable, entre otras. Como si esto fuera poco, en la actualidad, la compañía ha aumentado su  inversión social en proyectos europeos. Bajo mi humilde punto de vista, está claro que para conseguir la lealtad de los consumidores, desde los más jóvenes hasta los más mayores, va a tener más peso un legado tangible que como empresa o startup dejes en beneficio de la humanidad, bien sea, por ejemplo, cómo se beneficia una población desfavorecida o cómo contribuye de forma positiva con el medio ambiente.

JESÚS TAPIA, HEAD DE ISDI ACCELERATOR