Pizzería Carlos: De repartidor a empresario de éxito

Pizzería Carlos nació por una ilusión y gracias a la experiencia previa de una carrera profesional. Tras 18 años trabajando en Telepizza, llegó un momento en el que me planteé por qué no crear mi propia marca”. Así explica Francesc Ros, cofundador y CEO de Pizzería Carlos, los orígenes de la cadena. El otro cofundador, Carlos Hernández, también había recorrido el mismo camino, de repartidor a franquiciado.

La cadena, que inicialmente se llamó Pizzerías Di Carlo, recibió su nombre precisamente de este socio. El primer restaurante se abrió en Alcobendas (Madrid) en 2009, en plena crisis económica. La apuesta era arriesgada, ya que era un sector dominado por Telepizza, con 600 locales en toda España. Además, había otro player de talla mundial, Domino’s Pizza, que llevaba poco tiempo en nuestro país, pero tenía un ambicioso plan de expansión y acababa de hacerse con un centenar de restaurantes Pizza Hut.

La pizzería del barrio

Ros y su socio pensaron que había un hueco en el mercado y se lanzaron a ocuparlo. En primer lugar, vieron que la crisis había dejado interesantes oportunidades para ocupar locales inaccesibles en otro momento. “Nos facilitó un poco el crecimiento inicial y la puesta en marcha de los primeros locales, que crearon los cimientos de nuestra empresa”, apunta el CEO.

Además, la compañía apostó por la diferenciación frente a los gigantes de la competencia. “Teníamos claro que no era nuestra liga y que ellos se disputaban la cuota más grande del mercado. Poquito a poquito, fuimos creando una marca y un posicionamiento en el mercado como la pizzería del barrio”, relata. Ésta sigue siendo su estrategia para destacar en el mercado nacional, aún más concurrido tras la llegada de Papa John’s, la revitalización de Pizza Hut o la irrupción de Little Caesar’s.

“Nos diferenciamos porque nuestro público objetivo y la tipología de locales es muy marcada. Nuestro target de cliente es la familia. Y tenemos locales con servicio en mesa, donde intentamos ofrecer una experiencia acogedora, cuidando los restaurantes, la atención, etc. Además, competimos con marketing local, ya que no tenemos los recursos que tienen ellos. Por ejemplo, patrocinamos al equipo de deporte de los chavales del barrio. También nos posicionamos con estrategias de micromarketing dentro de la zona”, detalla Ros.

De esta forma, Pizzería Carlos renuncia a emplazamientos en localizaciones prime y se instala en barrios residenciales, sobre todo en los de nueva creación. “No somos una pizzería de cliente de paso, sino de un cliente que hace vida en el barrio”, especifica. El cambio de nombre de la cadena, pasando de Pizzería Di Carlo a Pizzería Carlos, también responde a esta estrategia de cercanía con el cliente.

Cuidado del producto e innovación

Otra de las apuestas de Pizzería Carlos es la calidad. Así, aunque recoge pedidos a través de plataformas de delivery como Uber Eats, Just Eat o Glovo, el reparto siempre es propio.

“Tenemos muy claro que nuestro producto lo elaboramos, lo promocionamos y los repartimos nosotros. No podemos dejar que lo haga nadie que no conozca la forma de transportar y tratar nuestro producto. Queremos ser los únicos que tocamos nuestros productos y manejar los tiempos y la forma en la que llegan a nuestros clientes”, remarca el CEO. Además, está buscando la manera de hacer el reparto más sostenible, realizando pruebas para la entrega en bici o patinete eléctrico, e incluso a pie en zonas próximas. Asimismo, está a punto de arrancar un piloto con motos eléctricas.

La compañía también presta atención a la innovación. Desde el punto de vista del producto, Ros reconoce que “hay poco recorrido, porque está todo inventado”. No obstante, Pizzería Carlos trata de incorporar nuevos sabores y, sobre todo, dar respuesta a las nuevas demandas del cliente, lanzando pizzas sin gluten o para veganos.

Pero su mayor innovación está en la trastienda, en el desarrollo de soluciones para la captura de pedidos, motores para sus aplicaciones y su web, herramientas para la mejora de procesos internos, etc. Destina aproximadamente el 5% de su facturación a I+D+i.

Propios y franquiciados

La compañía afrontó el cambio de su marca comercial en 2012, cuando inició una primera fase de expansión y empezó a desarrollar su modelo de franquicia. De hecho, Xavier Crespo, actual socio y director de Operaciones, llegó como master franquiciado para Cataluña, en 2014. Al igual que Ros, también había pasado por Telepizza. Cuatro años después, pasó a ser su socio, cuando el anterior partner decidió dar un paso al lado, aunque siguió como un franquiciado más.

La cadena cuenta con 85 restaurantes, un 70% de los cuales son propios y el resto franquiciados. Suelen ser locales de 150 a 200 m2, con salón para consumir en el propio restaurante. La inversión media está en torno a los 300.000 euros, obteniendo retorno de la inversión en unos 4 años.

“Decidimos si un candidato es franquiciado simplemente con que tenga ganas de emprender, trabajar y dedicarle tiempo a su proyecto. Y entendemos que es su proyecto, aunque nosotros intentamos buscar la mejor ubicación, en una zona donde no nos canibalicemos, y asesoramos con nuestros departamentos de formación, expansión, etc., poniendo a su disposición todo nuestro know how para que el proyecto funcione. Huimos del puro inversor”, asegura el fundador.

Crecimiento ordenado

La compañía está en plena expansión, aunque busca un “crecimiento ordenado”, que se concretará en unas 15-20 aperturas anuales. “Tenemos más presencia en Madrid, Andalucía y Cataluña. Nos queremos consolidar a nivel nacional y llegar a donde todavía no tenemos presencia. Nuestro plan contempla entrar en todas las provincias de España en los próximos dos años. Queremos llegar este año a toda la cornisa cantábrica: Asturias, Cantabria y País Vasco”, especifica.

Además, indica que esta expansión se extenderá a toda la Península Ibérica, ya que espera inaugurar algún restaurante en Portugal. Tampoco descarta abrir en algún otro país, ya sea de la mano de un franquiciado o de un master franquiciado. Por otro lado, estudia el desarrollo de un nuevo formato para irrumpir en zonas prime. 

La llegada de DeA Capital a su accionariado será fundamental en esta nueva fase. “Nos proporciona velocidad, seguridad y profesionalidad. Gracias a su entrada, aportando tanto medios económicos como recursos humanos, acelera nuestro plan de expansión”, concluye el CEO.

Objetivo: 200 locales y 100 millones de facturación 

Pizzería Carlos tiene 85 locales y cerró 2022 on una facturación de 49 millones de euros, un 22,5% más que en 2021, gracias a la incorporación de 16 nuevos locales en el último ejercicio. El 65% de sus ingresos procede de la venta a domicilio, mientras que el resto se reparte entre take away (15%) y consumo en el propio restaurante (20%).

Alrededor del 10% de los pedidos que recibe llegan a través de las plataformas de delivery (Uber Eats, Just Eat o Glovo), por lo que gestiona directamente la mayor parte de su negocio. La empresa espera tener unos 200 locales en un plazo de 3-4 años.

David Ramos