Todo comenzó con una sacudida inesperada: el diagnóstico de demencia de su padre. Rocío Marín, periodista de formación y con una vida profesional ya encauzada, no dudó en buscar alternativas que mejoraran la calidad de vida de su padre. Fue entonces cuando descubrió el poder de las intervenciones asistidas con perros. Lo que empezó como una formación de fin de semana se convirtió en su gran motor vital. Años más tarde, tras una etapa formativa y profesional en Brasil, decidió fundar Kuné: una asociación dedicada a entrenar perros de asistencia para ayudar a personas con necesidades especiales.
Qué hace Kuné: perros que transforman el día a día
Kuné trabaja en dos líneas fundamentales. Por un lado, entrena perros de asistencia para niños con trastorno del espectro autista y personas con movilidad reducida. Estos perros están capacitados para tareas concretas como anclarse para evitar que los niños se escapen en espacios públicos, asistir en crisis sensoriales o mejorar el sueño ejerciendo presión terapéutica. Por otro lado, desarrollan actividades de ocio inclusivo y terapia asistida con perros, en colaboración con entidades educativas, sociales y ayuntamientos.
El impacto de estos perros va mucho más allá de lo funcional. Rocío lo cuenta con emoción: niños no verbales que comienzan a hablar para imitar las órdenes al perro, hermanos que empiezan a jugar juntos gracias a la interacción con el animal, o familias que recuperan rutinas cotidianas que antes eran imposibles. La clave está en que el perro no juzga, conecta, acompaña y ayuda a integrar.
Emprender con alma… y superar barreras
El camino no ha sido fácil. Rocío describe el emprendimiento social como “una gincana constante”. La financiación es, sin duda, el mayor obstáculo. Aunque recientemente han obtenido una subvención de la Comunidad de Madrid para un programa dirigido a niños con autismo, la estabilidad económica del proyecto aún depende en gran parte del apoyo privado y de colaboraciones puntuales.
Además, la carga emocional y logística que asumen las familias es muy alta. Por eso, Kuné trabaja por conseguir un modelo sostenible que les permita ofrecer este tipo de ayudas sin depender exclusivamente de los padres. “Los primeros seis meses de convivencia con el perro son exigentes, pero a partir de ahí los beneficios se multiplican”, asegura Rocío.
Colaborar con Kuné es transformar realidades
Kuné necesita visibilidad, apoyos y aliados. Empresas, profesionales, personas individuales… todos pueden aportar. Desde ayuda económica hasta colaboración en comunicación, desarrollo web, eventos o voluntariado corporativo. “Nos adaptamos a cada caso para crear proyectos conjuntos que sumen impacto”, explica Rocío.
La asociación también realiza acciones en colegios, charlas y talleres para sensibilizar sobre la diversidad funcional y el papel de los perros de asistencia. Todo bajo una misma misión: llegar a más personas y mejorar su calidad de vida a través del vínculo humano-animal.
Una misión que va mucho más allá del perro guía
Aunque los perros guía son los más conocidos, en España existen otros tipos de perros de asistencia reconocidos por ley, como los de alerta médica, señal para personas sordas, o los que entrena Kuné para autismo y discapacidad física.
Rocío insiste en que detrás de cada entrenamiento hay un trabajo técnico, riguroso y con base científica. “No somos los de los perritos. Somos una herramienta terapéutica con impacto medible y profundo”. Por eso reclama mayor apoyo institucional y social para que el emprendimiento social como Kuné pueda consolidarse y llegar a más familias.