“Prácticamente tres de cada cuatro empresas familiares no tienen planificado ni organizado su relevo generacional«. Así de contundente se mostró José Miguel Caballero, experto en sucesiones empresariales que colabora con San Telmo Business School, cuando explicó a este medio la magnitud de un problema que va mucho más allá de las cifras: amenaza la supervivencia de empresas, empleos y hasta de actividades tradicionales en pueblos y barrios de toda España.
Del 26 al 27 de junio, Córdoba acogió el I Congreso ‘Conectando Generaciones’, una iniciativa impulsada por la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Andalucía junto al Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo de Córdoba (IMDEEC).
El objetivo: abrir un debate tan inevitable como urgente y activar soluciones reales. “No podemos dejar la sucesión de una empresa al azar», señaló Félix Almagro, presidente de AJE Andalucía. «Hay que tender puentes entre generaciones y diseñar estrategias que aseguren la continuidad de nuestras empresas”.
El relevo generacional es un problema creciente
Aunque la falta de relevo se visibilizó primero en pueblos y negocios rurales, donde muchos empresarios mayores no encuentran a quién traspasar la tienda, la carpintería o el taller, la realidad es que afecta a todo el tejido económico. En España, el 89% de las empresas privadas tienen carácter familiar. Generan el 67% del empleo privado y aportan más de la mitad del PIB del sector.
Sin embargo, solo el 29% de estas empresas supera los 25 años de vida. “El problema es que ser buen empresario no garantiza saber planificar una sucesión», explicó Caballero. «Lo urgente, el día a día, te come el tiempo para preparar lo importante. Y cuando llega el momento, a menudo es tarde”.
A esto se suma la falta creciente de capital humano. Mientras el número de vacantes sin cubrir aumenta en numerosos sectores, para 2050, España perderá 2,6 millones de trabajadores por el envejecimiento poblacional, según un estudio reciente de Randstad.
En esta coyuntura, un empresario puede tener una gran idea de negocio y hacerlo crecer, pero “si no planifica la sucesión, todo se precipita por sorpresa, bien por enfermedad, jubilación o falta de interés de los herederos”, continuó.
De ahí que el tamaño de la empresa también sea muy importante: a menor estructura –y el caso del trabajador por cuenta propia es el más elemental– la “microgestión” de las necesidades del corto plazo pueden impedir preparar el relevo de forma adecuada.
La visión a largo plazo también importa mucho de cara al futuro del negocio. Para ilustrarlo, Caballero recurrió al ejemplo de bodegas centenarias de Jerez, “que sobrevivieron porque hubo una generación que, en lugar de vender todas sus botas de vino para ganar dinero rápido, decidió guardarlas para que la siguiente pudiera vivir de ese vino envejecido. Esa es la clave: sacrificar parte del beneficio inmediato para asegurar la sostenibilidad a largo plazo”.
¿Y si no hay sucesores claros?
Uno de los temas que más inquietud generó entre los asistentes al Congreso fue la posibilidad de que, llegado el momento, no haya un heredero dentro de la familia. “La empresa familiar no es ni una cárcel ni una secta”, advirtió Caballero quien también explico que los herederos narturales no quieren seguir, hay que valorar otras vías: profesionalizar la gestión, quedarse como propietarios e inversores o incluso vender.
Además, este experto también incidió en la importancia que tiene la preparación de los sucesores y su idoneidad porque ni todo el mundo sirve para gestionar una empresa ni puede hacerse sin la formación adecuada.
Otro desafíos para los negocios gestionados por miembros de una misma familia son los conflictos personales. “Los afectos no pueden condicionar la eficiencia. Si mezclamos emociones y gestión, los problemas se multiplican”, advirtió el experto.
En muchos casos, la sucesión podría resolverse dando el relevo a empleados de confianza. Pero como alertó Félix Almagro, hay barreras culturales que complican esta salida: “Muchos prefieren la estabilidad de un sueldo fijo antes que asumir la responsabilidad de dirigir una empresa. El miedo al fracaso es enorme”.
Por eso AJE ha puesto el foco en fomentar la cultura emprendedora entre los jóvenes, desde colegios hasta universidades. Según Almagro, “hace diez años apenas un 5% de los estudiantes se planteaba ser empresario. Hoy, gracias en parte a referentes visibles y redes sociales, el porcentaje se acerca al 40%”.
Más allá de las charlas magistrales, la asociación de jóvenes empresarios se ha propuesto con este primer congreso, conectar generaciones de empresarios. Para ello durante los das jornadas su enfoque ha sido eminentemente práctico, con sesiones en las que empresarios veteranos, con negocios cercanos a su cierre, han podido conocer a jóvenes emprendedores interesados en mantener viva su actividad.
SP Group: de pequeño negocio a gran empresa con 900 empleados
Los asistentes también pudieron conocer de primera mano casos de éxito de pequeños negocios que han llegado a ser grandes empresas. Uno de estos ejemplos fue el de SP Group, cuyo CEO, Francisco Bernal quiso compartir la historia de su empresa familiar con este medio.
Todo empezó con una casualidad: su abuelo tenía una imprenta, y fue su abuela quien, al encontrar una máquina de soldar bolsas plásticas abandonada en el sótano de la casa a la que se mudaron, empezó a fabricar bolsas una a una, poniéndoles una impresión manual con un solo color.
En un primer momento vendieron a panaderías del barrio. El negocio fue creciendo poco a poco, hasta que su abuelo dejó la imprenta y se volcó en ese nuevo negocio familiar.
En 1985, cuando su padre y su tío terminaron los estudios, constituyeron la sociedad. De aquellos primeros años, con menos de 50 trabajadores, SP Group ha pasado a emplear hoy a unas 900 personas y a internacionalizarse.
Sus envases flexibles y termoformables garantizan que alimentos, productos sanitarios e higiénicos se conserven en las condiciones óptimas y asépticas. Tanto en España como en muchos otros países de Europa, a dónde exportan sus productos.
Y aunque desde su fundación muchas cosas han cambiado en la empresa, en esencia continúan dedicándose al mismo trabajo que empezó a hacer la abuela de Francisco, gracias a una vieja máquina olvidada en un sótano.
Cuando su padre quiso retirarse, pusieron en marcha un protocolo de sucesión que ha funcionado. Y ahora, aunque todavía queda tiempo por delante, ya trabajan en cómo será el relevo hacia la próxima generación.
Los jóvenes emprendedores ante el reto de salvar el tejido productivo español
El congreso, que superó las expectativas de sus organizadores, reunió a 400 asistentes de todas las regiones de España demostrando que el relevo generacional es un problema creciente entre los empresarios del país que no tienen a quien dejar sus negocios.
Ante esta realidad, la continuidad de miles de pequeñas empresas que forman el tejido productivo español dependerá de que las nuevas generaciones de autónomos y emprendedores consigan conectar con aquellos, que ya van camino de la jubilación, para recoger el testigo.