Este es el origen de la fortuna de Donald Trump

La fortuna de Donald Trump, una figura prominente tanto en el mundo empresarial como en la política, tiene sus raíces en una combinación de herencia familiar y una serie de inversiones inmobiliarias estratégicas que lo llevaron a consolidarse como uno de los empresarios más conocidos en Estados Unidos.
Aunque el propio Trump ha enfatizado su capacidad para generar riqueza, los orígenes de su patrimonio se remontan a su padre, Fred Trump, un exitoso promotor inmobiliario de Nueva York.
Los primeros pasos: una herencia millonaria
Donald Trump nació en una familia de clase alta. Su padre, Fred Trump, acumuló una fortuna considerable mediante el desarrollo de complejos residenciales en Brooklyn y Queens, áreas en crecimiento durante la posguerra.
Tras la muerte de su padre, Donald heredó un porcentaje de esta fortuna y se hizo cargo de la empresa familiar, Trump Organization. Esta base le permitió expandir sus proyectos y asumir mayores riesgos en el mercado inmobiliario.
Expansión en Manhattan y la creación de la marca Trump
Con una visión ambiciosa, Donald Trump decidió orientar el negocio hacia Manhattan, donde desarrolló proyectos emblemáticos como la Torre Trump y el Hotel Grand Hyatt. Esta expansión en una de las áreas más costosas del país fue clave en la construcción de su imagen como un empresario audaz y fue el punto de partida para la creación de la marca Trump.
A partir de aquí, Trump diversificó su fortuna, firmando acuerdos de licencia y franquicia para permitir que su nombre apareciera en hoteles, casinos, campos de golf y propiedades en todo el mundo.
Además de los bienes raíces, Trump intentó diversificar sus ingresos incursionando en el entretenimiento y la televisión, destacando su papel como presentador en el reality show The Apprentice, que le generó grandes ingresos adicionales y reforzó su perfil público.
No obstante, su carrera empresarial no ha estado exenta de controversias y problemas financieros: en varias ocasiones, empresas de Trump han enfrentado problemas de deuda y se han acogido al capítulo 11 de la ley de quiebras en Estados Unidos (bancarrota), una herramienta que utilizó para reestructurar su deuda y preservar sus activos. Utilizó esta ley hasta en 4 ocasiones:
- Trump Taj Mahal (1991): fue la primera declaración de quiebra de Trump. Para obtener la cantidad de dinero que necesitaba, tuvo que vender su yate de 85 metros y la aerolínea que operaba entonces, la Trump Shuttle. Además, tuvo que renunciar a la mitad de su participación del Trump Taj Mahal.
- Trump Castle Associates (1992): en apenas un año, Trump volvió a presentarse en bancarrota. Esta vez, fue por los casinos que tenía en Atlantic City. Esta bancarrota incluía al Trump Plaza Hotel en Nueva York, el Trump Plaza Hotel & Casino en Atlantic City y el Trump Castle Casino Resort. Trump tuvo que dar la mitad de su participación a Citibank.
- Trump Hotel & Casino Resorts (2004): en noviembre de 2004, volvió a declararse en bancarrota. Esta ocasión fue por varios de los casinos que tenía en Atlantic City y por una embarcación fluvial en Indiana. La compañía se despojó de 500 millones de dólares en deudas, y en menos de un año salió de la bancarrota.
- Trump Entertainment Resorts (2009): su compañía no pagó 53,1 millones de dólares. Fue el final del trayecto para Donald Trump en Atlantic City.
La fortuna de Trump en la actualidad
Aunque su fortuna exacta ha sido objeto de debate, se estima que Donald Trump posee una riqueza valuada en miles de millones de dólares. Según las estimaciones de los medios norteamericanos, que en su mayoría citan a Forbes, la riqueza de Trump sitúan el patrimonio neto del que vuelve a ser presidente de EE.UU en unos 4.500 millones de dólares.
Su habilidad para capitalizar su nombre y su presencia en la industria inmobiliaria de lujo lo han convertido en una figura emblemática, tanto por su éxito como por la polémica que ha rodeado a muchas de sus decisiones empresariales y políticas.
La historia de Donald Trump es una mezcla de herencia, estrategia y riesgos que, independientemente de la controversia, lo han establecido como una de las figuras más influyentes en los sectores inmobiliario y político de Estados Unidos.