Las visitas de Bill Gates a Warren Buffett eran una vía de escape de su apretada agenda
Bill Gates ha construido una de las empresas más exitosas del mundo y amasado una gran fortuna por el camino, pero incluso los multimillonarios se cansan de estar sentados en reuniones todos los días.
Cada momento de la jornada laboral del cofundador de Microsoft, de 68 años, estaba meticulosamente planificado. Anupreeta Das, corresponsal del New York Times, lo explica en su libro ‘Billionaire, Nerd, Savior, King: Bill Gates and his Quest to Shape the World’.
A pesar de su exigente agenda de lecturas sobre política de salud pública y reuniones consecutivas, había días en los que buscaba escapar de sus responsabilidades con su viejo amigo Warren Buffett.
En su libro, Das escribió que Gates cogía su jet privado a Omaha solo para visitar a Buffett y escapar de «una vida estrictamente programada, incluido el tiempo personal, en gran parte organizado y dispuesto por» su entonces esposa, Melinda French Gates.
«Cuando Buffett le preguntaba a Gates por qué no podía controlar su vida y vivirla como él quería, Gates se limitaba a encogerse de hombros. A Bill le gusta tener un horario; a mí no», escribió Das, citando a Buffett.
Buffett, presidente y consejero delegado de Berkshire Hathaway, incluso recogía a veces a Gates en el aeropuerto y ambos mantenían «conversaciones desenfadadas», según el libro. Cuando Gates no podía ir a Omaha, jugaban juntos al bridge por internet.
Desde el divorcio de Gates en 2021, Buffett ha renunciado a la Fundación Gates, y The New York Times ya informó de que su amistad se ha enfriado con el paso de los años.
Los representantes de Gates, French Gates y Buffett no han respondido inmediatamente a una solicitud de comentarios por parte de Business Insider.
Gates ya había elogiado el enfoque más flexible de Buffett con respecto a los horarios.
«Tardé demasiado en darme cuenta de que no tienes que llenar cada segundo de tu agenda para tener éxito», escribió Gates en un post de Threads en mayo. «En retrospectiva, es una lección que podría haber aprendido mucho antes si hubiera echado un vistazo al intencionadamente ligero calendario de Warren Buffett».