Los boomers tenían a Steve Jobs y los millennials a Zuckerberg: ¿dónde están los fundadores de la generación Z?
Silicon Valley lleva mucho tiempo obsesionado con el fundador joven y revolucionario. Entonces, ¿dónde están los fundadores tecnológicos de la generación Z?
Los boomers tuvieron a Bill Gates, Steve Jobs y Jeff Bezos. La generación X trajo a Sergey Brin, Elon Musk, Travis Kalanick y Peter Thiel. Los millennials se jactaron de tener un montón de innovadores arrogantes: Mark Zuckerberg, Whitney Wolfe Herd, Brian Chesky y, más notoriamente, Elizabeth Holmes y Sam Bankman-Fried, todos los cuales estaban cambiando las normas, en el punto de mira y camino de amasar miles de millones cuando tenían poco más de 20 años.
Ahora, los miembros de más edad de la generación Z tienen 27 años, pero no hay nadie a la vista en ese nivel. Su generación ha sido tachada de mimada, complaciente y desinteresada por la rutina, decidida a trazar líneas duras en el equilibrio entre la vida laboral y personal. Si los millennials transmiten aires de jefe; los de la generación Z defienden los lazy girl jobs, reflejo del deseo de tener trabajos menos absorbentes y disfrutar de una mayor conciliación.
En realidad, los zoomers no tienen la culpa de su falta de progreso en Silicon Valley. Los fundadores y aspirantes a fundadores de la generación Z están entrando en un mundo tecnológico muy diferente al de sus predecesores, un mundo en el que lanzar un unicornio es mucho más difícil y está mucho más sometido al escrutinio público que para la generación de Jobs y Gates. Y eso ha llevado a muchos miembros de la generación Z a preguntarse si quieren siquiera aspirar a ese nivel de superestrellato de conquista mundial.
Los fundadores «son tan entusiastas e inteligentes como hace 20 años», afirma explica Neumann, inversor de capital riesgo y profesor adjunto de la Universidad de Columbia. Es la propia industria tecnológica la que no evoluciona tan rápido como antes. Cuando los millennials eran jóvenes, internet era nuevo, algo casi sin ley. Entonces llegó el iPhone, un avance tecnológico que cambió la sociedad, haciendo posibles ideas como Uber, Instagram y Bumble. La generación Z está alcanzando la mayoría de edad en una era en la que las mismas grandes empresas tecnológicas son difusas y dominantes. «Simplemente no hay esa misma oportunidad tecnológica para construir grandes empresas rápidamente«, señala Neumann. En otras palabras, los fundadores millennials corrieron para que los fundadores de la generación Z pudieran caminar.
Hoy en día, a los jóvenes fundadores les toca trabajar sobre todo en innovaciones tecnológicas graduales en un mercado maduro, que a menudo son adquiridas por empresas más grandes mucho antes de que sus fundadores se conviertan en nombres conocidos. Eso puede marcar una salida exitosa de una startup, pero no un camino a la fama. «Para ser el próximo Zuckerberg o Elon Musk, hay que ser un disruptor», subraya Kimberly Eddleston, profesora de emprendimiento e innovación en la Northeastern University. Estos fundadores de renombre «perturbaron una industria o crearon una industria completamente nueva», añade. A medida que las mayores empresas del sector tecnológico han mantenido su dominio, han ido adquiriendo competidores y nuevas tecnologías. Aunque Facebook no tenga el mismo caché que en 2009, casi la mitad de la humanidad sigue utilizando los diversos productos de Meta, en su mayoría adquiridos, como Instagram y WhatsApp, sin que haya ningún competidor claro.
Los emprendedores de la generación Z también se enfrentan a un camino más difícil para obtener financiación. Desde el último trimestre de 2021 hasta el último trimestre de 2023, la inversión en capital riesgo se desplomó de 52.800 millones de dólares (48.220 millones de euros) a 10.600 millones (9.680 millones), la más baja de cualquier trimestre desde 2019. El aumento de las tasas de interés, junto con los ejemplos aleccionadores de Adam Neumann y Elizabeth Holmes, han aumentado el escrutinio.
Aunque eso hace que la barrera de entrada para una startup tecnológica sea más alta, tal vez las ideas que la sobrevivan serán más valiosas. «Ha habido una buena renovación», afirma Alexandra Debow, una joven de 22 años que abandonó la Universidad de Nueva York y ha recaudado capital inicial para su aplicación social de intercambio de fotos Swsh. «La gente no solo quiere hype. La gente quiere un valor real detrás».
Las empresas de inteligencia artificial son la excepción a la tendencia, y los inversores siguen apostando por ellas. Quizá no sea casualidad que sea también el sector en el que reina el que quizá sea el mayor fundador de la generación Z. Alexandr Wang, el joven de 27 años que cofundó Scale AI en 2016 cuando abandonó sus estudios en el MIT, se ha convertido en uno de los multimillonarios más jóvenes del mundo hechos a sí mismos, con un patrimonio neto de 2.000 millones de dólares (1.825 millones de euros). Su empresa emplea a personal subcontratado que hace el trabajo sucio de etiquetar datos para que las empresas entrenen modelos de aprendizaje automático. Y aunque Wang ha sido objeto de reportajes en importantes medios de comunicación, su nombre es poco conocido fuera del mundo de la tecnología. Scale AI no concedió una entrevista con Wang para este artículo.
También hay un cambio de actitud entre los fundadores más jóvenes: algunos están menos interesados en convertirse en figuras públicas y enfrentarse a las críticas que acaban produciéndose. Crecieron en una época de destrucción causada por los rápidos avances tecnológicos. Vieron a un Zuckerberg sonriente en la portada de Wired en 2016 bajo el titular «¿Podría Facebook salvar tu vida?», y lo volvieron a ver en la portada solo 15 meses después, con la cara magullada y ensangrentada, con el medio de comunicación bromeando con un artículo sobre «cómo un gigante de las redes sociales confuso y a la defensiva se encaminó hacia su propio desastre».
La era del joven fundador era más mito que realidad.
«Cuando te mueves rápido y estropeas cosas en el sector sanitario, vas a la cárcel», afirma Ibrahim Rashid, de 27 años, fundador de Strong Haulers, una startup destinada a ayudar a las personas a controlar los síntomas de enfermedades como el COVID de larga duración. «Cuando te mueves rápido y revientas cosas en las redes sociales, acabas destrozando elecciones». Rashid no se propuso ser fundador, pero su experiencia personal con el COVID prolongado le dio la idea. Puso en marcha la empresa en 2022, pero ha seguido trabajando en el ámbito de la inversión sostenible mientras la construía.
Rashid afirma que siguió de cerca la historia de Holmes, que ahora cumple 11 años de cárcel por estafar a inversores y mentir sobre la capacidad de su tecnología en Theranos para diagnosticar una amplia variedad de enfermedades a partir de una gota de sangre. También están Bankman-Fried y Martin Shkreli, que figuraban en la lista Forbes de 30 under 30. Han pasado por ella tantos peces gordos que la lista ha llegado a considerarse maldita; el año pasado, Forbes incluso creó un ‘Salón de la Vergüenza‘ para sus miembros caídos en desgracia. (Al final, Rashid no entró en la lista final de 30 under 30 de 2023, para la que fue presentado). Cuando Alexis Barreyat, cofundador de la aplicación de redes sociales BeReal, fue incluido en la lista de Fortune de 40 under 40 en 2022 a los 27 años, su entrada no apareció con un retrato, sino con un avatar en blanco. Barreyat no respondió a las preguntas enviadas por correo electrónico para este artículo.
Varios jóvenes fundadores creen que no merece la pena tanto escrutinio. «Intentamos ser mucho más conservadores», indica Kage, estudiante de 19 años de la Universidad de Chicago que fundó la empresa de pruebas diagnósticas Exactics con otros estudiantes. «Queremos triunfar, pero sabemos lo terrible que puede ser convertirse en famoso. No creo que sintamos la misma necesidad de que nos suban a un pedestal». En cambio, comenta, su startup ha tardado en interactuar con la prensa y las redes sociales. Está empezando a crear contenidos para las redes sociales, como vídeos divulgativos. Pero Kage afirma que la empresa quiere que la ciencia y el producto «hablen por sí solos».
La generación Z está más orientada a los valores en el lugar de trabajo que las generaciones anteriores. En una encuesta de Deloitte, cerca del 40% de los trabajadores jóvenes afirmaron haber rechazado a empresas que no se alineaban con sus valores o que les habían asignado tareas que consideraban poco éticas. Cerca del 35% de los millennials manifestaron lo mismo. Esto afecta a la forma en que los fundadores piensan sobre sus empresas y sobre sí mismos. La generación Z «espera que seas más informal y que te muestres más como tú mismo», explica Debow. Hay poca división entre la persona que va a la oficina el lunes por la mañana y la que va al bar el viernes. En parte, se trata de fomentar la autenticidad, pero también de haber crecido en una generación siempre conectada y siempre vigilada, en la que se impuso la cultura de la cancelación.
Dado que los inversores asumen menos riesgos y que se innova a un ritmo cada vez mayor, Eddleston asevera que el camino para convertirse en empresario de gran éxito parece estar yendo hacia atrás: en lugar de que la gente se haga famosa por sus ideas, cada vez hay más personas que se benefician de su fama con una nueva marca. Pensemos en la línea de belleza de Kylie Jenner o el café de la youtuber Emma Chamberlain. Son apuestas más seguras para los inversores, afirma, pero las apuestas seguras podrían pasar por encima de la innovación. «Me pone nerviosa que estemos perdiendo» la personalidad pionera e individualista estadounidense, señala Eddleston.
Tal vez no veamos pronto a los fundadores de la generación Z de pie ante una multitud y presentando sus últimos y relucientes productos. Pero es probable que la era de los jóvenes fundadores fuera más un mito que una realidad. Aunque el descarado alumno que abandonó Harvard ha tenido durante mucho tiempo una influencia desmesurada en la imaginación del público, el número de personas menores de 30 años que eran propietarias de empresas en 2015 (cuando los millennials representaban la franja de edad de 20 a 30 años) se había reducido en un 65% desde la década de 1980. La investigación de Harvard Business Review descubrió en 2018 que los fundadores más exitosos de los últimos años comenzaron sus empresas a una edad promedio de 45 años. Esa es una buena noticia no solo para la generación Z, sino también para los millennials, el mayor de los cuales cumplió 43 años este año. El éxito aún podría estar en el horizonte.