La IA: entre el optimismo desaforado y la regulación

La IA es hoy la niña mimada de los inversores. Buena muestra de ello la ha dado recientemente la francesa Mistral AI, que, tras levantar 600 millones de euros, ha visto su valoración disparada hasta los 6.000 millones de euros.

La operación tiene especial significado porque se produce en Europa, un continente que ha visto cómo en los últimos años se han empezado a redoblar esfuerzos para regular esta tecnología, algo que no ha gustado a muchos en el ecosistema, que entienden que estas leyes van a ser una rémora para la innovación y va a dejar a las empresas vendidas ante China y EEUU, que no tienen ley que les frene.

«Es un equilibrio muy delicado. De hecho, es claro que hay dos escuelas de pensamiento. Una la representa en EEUU gente como Ben Horowitz, un optimista tecnológico extremo que básicamente piensa que la industria ya se regulará sola», explica del Barrio.

«En el otro lado está quien piensa que una sobrerregulación puede hacernos perder competitividad y caer en la irrelevancia. Nosotros pensamos que hay que crear un ecosistema con unas condiciones razonables para que haya innovación, progreso económico y bienestar. Demasiada regulación puede tener consecuencias graves. Esto es una teoría de juegos, y otros continentes y países no se lo van a pensar».

Para Samaipata, la IA es solo una continuación de un paulatino proceso de digitalización que lleva produciéndose 30 años: «Lo que va a haber esto es una aceleración de ese proceso que veníamos viendo, lo cual tiene enormes efectos positivos».

Ahora, a fondos como el suyo se les plantea el reto de distinguir el grano de la paja, es decir, de discernir entre aquellas empresas que de verdad están dando un uso a la IA de aquellas ni lo están integrando ni lo están desarrollando, aunque ahora digan que sí.

«Ahora ninguna empresa habla de blockchain, aunque se dedique a ello, porque sabe que no levanta dinero. La palabra de moda ahora es la IA. Lo que hay que ver es cómo esta tecnología mejora su propuesta», resume del Barrio, para quien las startups tienen que tener en mente un concepto clave: defensa.

En el ecosistema, se habla de que una startup tiene buenas defensas cuando cuenta con mecanismos que impiden que competidores de mayor tamaño repliquen su solución.

«Es algo que hablamos mucho con las startups. ¿Cómo vas a conseguir que cuando tengas cierta masa crítica seas capaz de defender tus márgenes o defender tu posición y que no te coman tus iguales o empresas que están por encima? Es una de nuestras principales tesis de inversión. ¿Cómo harás para que tu propuesta de escalar sea defendible de tu competencia?», argumenta el inversor.Seguir leyendo