Hace ya un año que se habla de los peligros de la posible llegada de un invierno inversor que deje congeladas, cuando no rotas, las valoraciones de las startups.
Sin embargo, cuantos más datos hay, más motivos hay para pensar que la anomalía estuvo en aquel loco 2021 y que, en realidad, lo que está haciendo el ecosistema es volver a su ser, como una goma que recupera su forma inicial tras verse estirada. Lo hace algo dado de sí, cierto, pero lo que hay es que lo que ha habido siempre en los últimos años, ni más ni menos.
Este es el panorama que dibuja The Spanish Tech Ecosystem, un informe elaborado por Dealroom y en el que han colaborado Kfund, Wayra, SpainCap, Endeavor, GoHub Ventures, BBVA Spark y Enisa. En el estudio, la inversión en startups vuelve a decrecer, aunque la letra pequeña deja algo de espacio para pensar que el país cuenta con un sistema cada vez más maduro.
En concreto, las startups recaudaron en España en 2023 unos 2.200 millones de euros, un 38,8% menos que en 2022, cuando levantaron 3.600 millones de euros. La cifra devuelve al país a los tiempos prepandémicos: en 2019, el ecosistema levantó 1.900 millones de euros.
Tras la pandemia, la inversión se vio disparada en 2021 a los 4.200 millones de euros, casi el doble de lo recaudado por las startups el último año.
La situación está volviendo a una calma tensa que permite pensar que ni una cosa ni otra. Ni fueron normales las valoraciones de 2021 ni parece que se vaya a volver a los años en los que un ecosistema incipiente se las veía y se las deseaba para levantar apenas algo más de 1.000 millones a lo largo del año.
Porque, por otra parte, el valor total de las startups españolas ha llegado en 2024 a los 105.000 millones de euros, un 7% más que en 2023, cuando se superó por primera vez el umbral de los 100.000 millones. Muy atrás queda, por ejemplo, un 2020 en el que la valoración agregada de las startups quedó en 56.000 millones.
El motivo es que el ecosistema emprendedor en España ha crecido, y lo ha hecho muy rápido. Entre 2019 y 2024, el valor agregado de las startups se ha multiplicado por 2,7. En Europa, solo Noruega supera este ritmo de crecimiento.
Este crecimiento ha venido sustentado sobre todo por las rondas en fases iniciales, lo que en el mundillo se conoce como early stage. Son fases en las que el dinero que se pone sobre la mesa es menor, dado que las startups en cuestión en muchos casos ni siquiera tienen un producto comercializado. En estas fases resulta relativamente sencillo fallar porque miles de startups aspiran a ser la nueva Google, pero Google solo hay una.
Por eso, los fondos que se centran en estas etapas diversifican el riesgo. Como el jugador prudente de ruleta, ponen poca cantidad de dinero en muchos números a la espera de ver si alguna de sus apuestas prospera. La ganancia, por tanto, también es menor.
Bien distintas son las apuestas que se dan en ecosistemas más desarrollados como el de EEUU. Al producirse en etapas más tardías, los fondos se ven en la obligación de dar el todo por el todo: o entran de verdad con mucho dinero o toca apartarse. Son, digamos, los grandes jugadores.
En España, de los 2.200 millones levantados en 2023, 1.000 millones de euros, casi la mitad, se destinaron a rondas de financiación por debajo de los 15 millones de euros; 782 millones, a rondas entre 15 y 100 millones; y 405 millones, a rondas superiores a los 100 millones. Las cifras hablan de que aún hay margen para incorporar grandes apostadores.
En el lado de las noticias positivas, la inversión corporativa, es decir, la que proviene de los brazos inversores de grandes empresas, experimentó un crecimiento significativo en 2023, con un aumento del 6% en participación desde 2019, alcanzando un máximo histórico del 16%.
Además, la suma entre la financiación con origen en las grandes corporaciones y la proveniente del capital riesgo ya llega al 49%, un avance de más de 14 puntos porcentuales desde el año previo a la pandemia que muestra la profesionalización de la inversión en un sector donde los requerimientos de capital cada vez son más sofisticados.
Como consecuencia de todo ello, España ocupa un lugar destacado en términos de número de rondas, con más de 750, y de inversión en etapas tempranas. España se sitúa en cuarto lugar en número de rondas y en inversión en early stage, solo por detrás de Reino Unido, Francia y Alemania.
Sin embargo, sin salir del nivel europeo, los 100.000 millones de valoración permiten a España superar a países como Noruega, Italia y Portugal, pero la dejan detrás de los más de 450.000 millones de euros que acumula Alemania y los más de 350.000 millones de euros de Francia.
En dinero levantado en rondas, España es séptima en un ranking que lidera Reino Unido, que casi duplica por 10 el dinero levantado en rondas españolas. El país también es séptimo en número de unicornios, con 18. Reino Unido anda por encima de los 170 y Alemania ronda los 70, mientras Francia es tercera tras acumular medio centenar.
Las mujeres solo levantan un 12% de las rondas
El ecosistema sigue suspendiendo claramente en uno de sus primcipales caballos de batalla: la igualdad de género. El informe refleja que desde 2019 se han invertido 1.600 millones de euros en startups españolas fundadas por mujeres. La cifra representa el 12% del total de los fondos captados por startups en España en ese periodo.
Por ciudades, Madrid se posicionó, con 605 millones, como la ciudad líder en captación de inversión superando a Barcelona, que alcanzó los 457 millones. Sevilla, con 70 millones, Valencia, con 46 millones, y San Sebastián, con 30 millones, se consolidan en el top 5 nacional.