¿Para qué voy a querer el móvil para aparcar?

Las startups españolas viven un momento dulce en cuanto a la disponibilidad de financiación. En lo que llevamos de 2021, han captado más de 3.500 millones de euros, según la Fundación Innovación Bankinter. Solo en la primera mitad del 2021, se obtuvo el doble de todo lo captado en el año anterior.

Además, el ecosistema tiene ahora fondos de capital riesgo de mayor tamaño y todo apunta a que surgirán más.

Sin embargo, no siempre fue así. Y mirar atrás da la medida del crecimiento del sector. En los últimos meses, representantes de compañías del nivel de Glovo o Jobandtalent han revelado las dificultades que tuvieron en sus inicios para levantar financiación y los problemas que esto les supuso respecto a sus competidores europeos.

Hubo un momento en el que levantar financiación para una startup en España era como clamar en el desierto. Una labor casi imposible que vivieron en carne propia los fundadores de Parclick, la aplicación española de aparcamientos que hoy es líder en Europa con presencia en 240 ciudades de 8 países.

«En 2011 no estaban en boga ni la digitalización, ni las startups, ni los fondos. Nos paseábamos por 4 eventos, con visitas obligadas a fondos de Estados Unidos, porque no había aquí», recuerda Iván Rodríguez, cofundador de Parclick, en conversación con Business Insider España.

En aquel momento, hace una década, las reglas no estaban escritas. «Había muy pocas empresas que habían obtenido financiación de este estilo, incluso los términos había que traerlos de Estados Unidos», recuerda Rodríguez.

Todavía recuerdan algunas de las excusas que les pusieron algunos fondos: «Aparcar es aparcar, ¿para qué necesito el móvil para aparcar?» o «¿Cómo te voy a dar dinero para algo que jamás va a necesitar tecnología», recuerda Luis París, cofundador de la compañía.


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Los primeros 50.000 euros, los más difíciles

Parclick surgió, como muchos proyectos, tras una experiencia personal de sus fundadores, que llegaron tarde a un concierto de U2 en San Sebastián por no encontrar aparcamiento. Esa frustración hizo que convirtieran un mal momento en un plan de negocio para un máster.

«Me perdí la primera parte de ese concierto y recuerdo que nos sentamos y pensamos: nos están machacando en el máster con captar valor a través de necesidades reales del mercado. Yo tuve una necesidad brutal, me considero mercado, y creo que mucha más gente puede tenerla», ese fue el germen, rememora París.

Los fundadores de Parclick recuerdan sus primeros 50.000 euros como «los más difíciles» de la trayectoria de la compañía, que hasta el momento ha levantado unos 3 millones según Crunchbase y hasta la pandemia estaba en torno a los 10 millones de facturación. En 2022 esperan alcanzar los 14 millones al hilo de la recuperación.

Esa primera inyección fue fruto del azar: su primer inversor fue el francés Jean-Paul Andrivet, un profesional del sector farmacéutico que en el principio de los 2000 dejó la multinacional Novartis para poner en marcha Anakena Internet Services, una compañía especializada en marketing farmacéutico en la red.

«Contactó él con nosotros porque tenía un blog y quería hacer una afiliación con Parclick, pero cuando hablamos, nos dijo ‘Yo quiero estar dentro’. Lo vio y creyó, y fue el inversor que más multiplicador hizo», recuerda Luis París.

Un inversor más dispuesto a asumir riesgos

Bajo su punto de vista, el gran cambio desde entonces hasta ahora es la disposición a asumir más riesgos que tienen los inversores. «Esto tiene que ver mucho con inversores que ya han hecho exits buenos y asumen riesgo para que la rueda siga girando», considera Rodríguez

«Al principio eran inversiones pequeñas con condiciones muy rígidas. Yo veo los pactos de socios de antes y los de ahora, y han cambiado mucho a favor del emprendedor. Antes estaba muy inclinado a favor del inversor», añade el emprendedor.

Para los fundadores de Parclick, otro elemento fundamental es el desarrollo del conjunto del ecosistema de innovación, no solo de los inversores, sino de las asociaciones de emprendedores, los fondos de inversión y la existencia de emprendedores de éxito que ponen su capital para poner en marcha nuevas empresas. «En 10 años, el panorama ha cambiado mucho», concluyen.

Miguel Ángel Moreno

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