Casi cualquier gurú tecnológico tiene claro que la inteligencia artificial tendrá un enorme impacto en la economía. Esta tecnología está destinada a aumentar la productividad y provocar una mejora en la eficiencia en el trabajo. Esto, a su vez, debería desencadenar una nueva era de crecimiento.
Goldman Sachs, por ejemplo, pronostica un aumento del 7% del PIB mundial anual por el impacto de la IA. Vanguard, una casa de análisis, estimó recientemente que el PIB real medio podría superar el 2,3% entre 2028 y 2040.
Pero un economista del MIT no está tan seguro.
En un nuevo estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica, Daron Acemoglu, economista del MIT, prevé que los avances de la IA solo supondrán un leve beneficio económico para Estados Unidos.
«Mis cálculos sugieren que el impulso del PIB en los próximos 10 años también debería ser modesto, del orden del 0,93%-1,16% en 10 años en total», escribió Acemoglu. «Suponiendo que la tecnología provoque un auge de la inversión, esta previsión podría elevarse a una horquilla del 1,4%-1,56% en total».
La baja estimación se debe a las moderadas perspectivas sobre el impacto de la IA en la productividad total de los factores (PTF). Aunque no sea una cifra trivial, también será modesta, escribe Acemoglu.
Esto es especialmente cierto en el caso de las «tareas difíciles de aprender», como la toma de decisiones, que dependen en gran medida del contexto. Según el estudio, muchas de las previsiones alcistas actuales sobrestiman las ganancias de productividad, ya que solo tienen en cuenta las tareas fáciles.
Pero al reconocer las tareas difíciles, el impulso de la IA a la productividad total de los factores cae a un límite superior del 0,53% en la próxima década.
Aunque Acemoglu señala que las nuevas tareas y productos de la IA impulsarán el PIB, no todas las contribuciones serán positivas. Es probable que la tecnología también aumente las tareas de manipulación, lo que reducirá el bienestar.
Entre las malas tareas se incluyen las falsificaciones, la publicidad falsa, la adicción a las redes sociales y los hackeos informáticos dirigidos por IA. Mientras que estas podrían añadir un 2% al PIB, el impacto en el bienestar supondrían una contracción del 0,72%, explica.