En el ecosistema se conoce como emprendedor en serie a quienes, habiendo triunfado ya con un proyecto empresarial, se animan a liarse la manta en la cabeza una vez más, a empezar de cero con otro proyecto, a recorrer de nuevo desde el principio un camino que para la inmensa mayoría no conduce a ninguna parte.
«No me mueve el dinero. Soy ingeniero industrial, y lo que me mueve precisamente es convertir ideas en parte de una industria», reconoce en entrevista con Business Insider España Carlos Uraga, CEO de Nantek, una startup que se dedica ante todo a la economía circular, a dar una segunda vida a desechos materiales.
No es, ni mucho menos, el primer proyecto de Uraga. Antes, fue cofundador en 2013 de la academia de idiomas Oxford Lenguage School, y en 2014 y 2016 fue CEO respectivamente de Erle Robotics y Acutronic Robotics.
La primera llegó a ser invertida por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés), responsable del desarrollo de nuevas tecnologías para uso militar. La segunda fue invertida por el gigante tecnológico Sony.
En 2019, Uraga se encontraba en EEUU cuando empezó a leer sobre las posibilidades de la pirólisis, que, en una definición sencilla, no deja de ser un proceso mediante el cual se descompone una materia orgánica a altas temperaturas y con falta de oxígeno en el proceso para generar otras materias.
«La transición del ámbito académico al mundo de la empresa es complicada», reconoce Uraga. Con todo y con eso, puso en marcha en 2019 Nantek, una startup a través de la cual Uraga ha puesto sus ojos en los residuos plásticos y en su tratamiento precisamente a través de este proceso de pirólisis.
En España, por ejemplo, más de un millón de toneladas de este material contaminan las aguas al cabo del año. Pero el problema va mucho más allá. A nivel global, explican desde Nantek, el 84% de los residuos de plástico no se reciclan. Con esto en mente, la startup utiliza precisamente este 84% de los plásticos no reciclables como materia prima.
Los plásticos depositados en vertederos y las mezclas procedentes de residuos urbanos se introducen directamente en las plantas de transformación de Nantek, donde un proceso químico propio basado en la pirólisis transforma los residuos plásticos en productos petroquímicos de segunda vida, como el propio aceite de pirólisis y el hidrógeno.
También conocido como bioaceite, el aceite pirolítico puede servir como hidrocarburo para el transporte marítimo, mientras que el biogás se puede utilizar incluso para generar electricidad.
Un negocio de 45 millones con 12 millones de financiación
El plan de Nantek para los próximos años es claro. De cara a 2026, quieren tener al menos seis plantas en las que tratar los residuos plásticos por medio de su proceso. Está previsto que estas puedan ahorrar 3.000 kilos de CO₂, produzcan 2.500 kW a la hora en energía y que eliminen 1.000 kilos de residuos plásticos también a la hora.
Para ello, Uraga cuenta en primer lugar con siete trabajadores que componen el corazón del proyecto y que son quienes están contribuyendo a dar forma a la idea. «No publicamos vacantes en LinkedIn y no tenemos más trabajadores más allá de lo que subcontratamos para la construcción de las propias plantas. Busco directamente al equipo que necesito en base a su trayectoria«, explica Uraga.
La idea, explica el emprendedor, es no perder nunca por el camino el carácter ágil y dinámico que caracteriza a las startups: «No me gusta meter a mucha gente por medio. Todos los días hablo con el equipo, y ellos a su vez hablan con los trabajadores que tienen a su cargo».
Pero no solo de un equipo pequeño y especializado vivirá Nantek: «Siempre se necesita financiación», dice, medio en broma y medio en serio, Uraga. En su caso, la empresa anda en busca de unos cinco millones de euros de capital privado.
Esta cantidad complementaría un dinero ya comprometido en forma de deuda por parte de entidades como el Banco Santander. En total, Nantek anda detrás de una ronda, entre capital y deuda, de unos 12 o 13 millones de euros.
Por ahora, la startup ha recibido la confianza de importantes entidades. En 2020, Sener, un grupo privado de ingeniería y tecnología compuesto por 3.700 profesionales y expertos en más de 100 disciplinas técnicas en oficinas de todo el mundo, se estableció como socio industrial de Nantek.
En 2021, la empresa obtuvo una ronda de financiación de 350.000 euros liderada por los inversores Yago Arbeloa, del fondo Viriditas Ventures, y Patrik Bergareche. Ese mismo año pasaron el proceso de certificación de sus proveedores y fueron seleccionados por Lanzadera y Enagás.
La hoja de ruta está escrita: «Aunque cada planta tiene un tamaño, hablamos de un negocio anual de unos 45 millones de euros«, estima Uraga para su startup. Esta tiene previsto trabajar en zonas como Bilbao o Canarias, donde su situación insular hace especialmente necesarios este tipo de proyectos.
Pero Uraga no piensa detenerse en el mercado nacional. De hecho, atiende a Business Insider España por videollamada desde Catar, adonde ha viajado estos días en busca ya de una potencial salida internacional.
«En países como Catar y Dubái tienen muchísimo interés por todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad y, por tanto, están dispuestos a poner mucho dinero encima de la mesa para invertir en ello. Hay mucho futuro para una startup como Nantek aquí», explica Uraga.
Por no cerrarse, el emprendedor en serie ni siquiera quiere cerrarse a trabajar solo el plástico. «Somos una startup dedicada a la economía circular, no una startup dedicada solo al tratamiento de plástico», sentencia. Por eso, aspira en unos años a poder ofrecer soluciones también, por ejemplo, con las baterías. Será solo un paso más en un camino de emprendimiento que para algunos no acaba nunca.