El aumento de las insolvencias en el sector de los servicios de TI refleja una tendencia al alza, tras los niveles artificialmente bajos registrados durante la pandemia debido a las medidas de apoyo gubernamentales. De este modo, en España, el número de concursos de acreedores en empresas de esta industria cerró 2024 un 56,5 % por encima de los niveles prepandemia de 2019, confirmando que el sector no ha recuperado la estabilidad anterior a la crisis sanitaria. La presión se acentúa en la comparación interanual, con un aumento de insolvencias del 79% respecto a 2023, hasta representar el 5,2 % del total de todas las industrias.
Esta es una de las principales conclusiones del análisis ‘Impacto de las insolvencias en la actividad empresarial española’, realizado por los expertos Coface, donde se analiza la evolución del número de concursos de acreedores en empresas a nivel nacional y cómo esta dinámica está afectando a la vulnerabilidad de muchos sectores.
En este caso, al tratarse de una industria altamente apalancada, muchas empresas de servicios de TI están experimentando una creciente presión financiera, con mayores costes de endeudamiento que se suman a las tensiones operativas. Además, la sensibilidad al precio por parte de los clientes—tanto en el ámbito B2C como B2B— está reduciendo los márgenes de beneficio, en un mercado donde los compradores buscan activamente contener sus propios costes.
Previsiones para este año
De cara a 2025, se espera una aceleración del crecimiento, impulsada principalmente por la creciente demanda de proyectos vinculados a la inteligencia artificial (IA). La inversión en este ámbito, inicialmente concentrada en sectores como los semiconductores y los centros de datos, está ganando terreno rápidamente en el ámbito de los servicios TI. Y es que la IA no solo actúa como motor de crecimiento, sino también como una herramienta clave para la optimización de costes y la mejora de la eficiencia operativa.
Además, el sector de servicios TI cuenta con una serie de fortalezas incondicionales y adherentes al propio ritmo de la sociedad, como la digitalización de la economía y los estilos de vida como motor de crecimiento y los servicios de alto valor añadido, que ofrecen un elevado margen de beneficio.
No obstante, aunque el sector suele generar márgenes de beneficio saludables, reflejo del alto valor añadido que aporta, no está exento de riesgos, especialmente en un entorno tecnológico en constante evolución:
- Alto nivel de competencia: las empresas con una cartera de clientes altamente concentrada corren el riesgo de perder cuentas clave frente a competidores más ágiles o diversificados.
- Concentración sectorial: esta dependencia de un número limitado de sectores puede amplificar el impacto de cualquier disrupción externa, como recesiones económicas o a cambios regulatorios, comprometiendo su estabilidad operativa y financiera.
- Obsolescencia tecnológica: especialmente para las empresas centradas en servicios heredados. Estas compañías se ven obligadas a realizar inversiones sustanciales en innovación y modernización para mantenerse competitivas en un entorno en constante evolución.
- Escasez de talento: existe una competencia global cada vez más intensa por talento cualificado, lo que puede elevar significativamente los costes laborales y dificultar la capacidad de las empresas para mantener el ritmo de innovación.
Contexto general del entramado empresarial español: costes crecientes y demanda debilitada
En los últimos cinco años, las insolvencias empresariales han mostrado una evolución marcada por la volatilidad, con periodos de descenso seguidos de fuertes repuntes que reflejan la incertidumbre económica global. En este escenario, en España, el número de concursos de acreedores en empresas todavía se mantiene por encima de los niveles prepandemia en 2024, situándose un 29,4% por encima del observado en 2019.
La razón es que la mayor parte de medidas temporales de apoyo postpandemia han llegado a su fin, dejando un 2024 marcado por grandes aumentos en el cómputo anual de insolvencias respecto a 2023. No solo por la retirada de estos mecanismos de ayuda, sino también por otras cuestiones clave como el aumento de los costes operativos (energéticos y laborales), el endurecimiento de las condiciones financieras y la transformación en los patrones de consumo debido a las incertidumbres (mayor control del gasto). Esta combinación de costes crecientes y demanda debilitada ha creado una tormenta perfecta: los márgenes se han estrechado, limitando la capacidad de maniobra, y un número creciente de compañías ha tenido dificultades para sostener sus operaciones bajo estas condiciones.
De esta forma, el análisis anual también muestra un incremento en concursos de acreedores en empresas del 12,6% respecto a 2023, con 5.589 insolvencias empresariales. Un resultado que obliga a la cautela: el incremento global de insolvencias y un entorno geopolítico cada vez más complejo e incierto obligarán a las empresas españolas a extremar la prudencia y fortalecer su capacidad de resiliencia en los próximos meses.










